El trato que damos a los animales —ya sean de compañía o que se encuentren en algún otro contexto— no es un tema menor ni aislado. La violencia contra los seres vivos con quienes compartimos el planeta tiene una conexión profunda con la violencia social y la vulneración de derechos humanos. Diversos estudios han demostrado que el maltrato animal está estrechamente relacionado con otras formas de violencia, como el abuso, la violencia de género y la delincuencia en general (Ascione, 2019). En este sentido, abordar la crueldad contra los animales no solo responde a una obligación moral y legal, sino que también es un paso fundamental para la construcción de una sociedad pacífica.
En México e Hidalgo, la problemática del maltrato animal sigue siendo preocupante pues se han viralizado en redes sociales principalmente casos de abandono, violencia extrema y explotación de animales, lo que subraya la necesidad de fortalecer las políticas públicas y la aplicación de sanciones. Nuestra legislación ha avanzado hacia la protección de los animales. El Código Penal del Estado de Hidalgo establece sanciones para quienes cometan actos de crueldad o maltrato —ya sea contra animales domésticos o ferales— con penas que actualmente son de hasta cuatro años de prisión o una multa que podría alcanzar los 21 mil 714 pesos aproximadamente (Periódico Oficial del Estado de Hidalgo, 2024).
Sin embargo, la falta de denuncias y el desconocimiento de estas leyes han permitido que la impunidad persista. En este sentido, es fundamental que la ciudadanía conozca sus derechos y obligaciones en materia de protección animal y asimismo que denuncie cualquier acto de violencia; puede usted iniciar la denuncia correspondiente a través de la línea telefónica 800 912 1314 de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos en contra de los Animales, es el área encargada dentro de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH), para lo cual será importante —aunque no obligatorio— proporcionar la ubicación exacta del incidente y, de ser posible, evidencia fotográfica o constancia médica en el caso de ataques.
Para contestar la pregunta que titula esta columna… ¿Si realmente somos un reflejo de nuestra sociedad?, también es importante reconocer el gran trabajo de las personas que luchan en esta rama del activismo:
Las organizaciones civiles, colectivos animalistas y personas dedicadas al rescate de animales desempeñan una labor invaluable en la defensa de los derechos de los seres sintientes. Su compromiso no sólo es con la denuncia del maltrato, pues realizan acciones para generar conciencia, promueven cambios legislativos y ofrecen refugio a quienes han sido víctimas de la indiferencia y la crueldad. Muchas de estas organizaciones funcionan con recursos limitados y dependen de la solidaridad de la ciudadanía, por lo que su trabajo es un recordatorio de que el bienestar animal es una responsabilidad de todas y todos. Sin su esfuerzo, el número de animales en situación de calle y maltrato sería aún más alarmante, y el acceso a la justicia para estos casos seguiría siendo una lucha cuesta arriba.
La relación entre los derechos humanos y el bienestar animal es innegable. El maltrato animal no solo refleja una normalización de la violencia, sino que también expone vacíos en la educación y en la cultura del respeto. La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que todas las personas tienen derecho a vivir en un entorno seguro y libre de violencia (ONU, 1948). Esto implica que, para garantizar una vida digna, debemos erradicar todas las formas de violencia, incluyendo aquella que se ejerce contra los animales. En este sentido, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo (CDHEH) ha trabajado en acciones para sensibilizar a la población sobre la importancia del respeto a los seres vivos, a través de materiales audiovisuales que se encuentran disponibles en nuestras redes sociales oficiales, así como el trabajo cercano con organizaciones civiles como BIOFUTURA A.C., La Jauría de Balú, Santuario 4 patitas 1 corazón, solo por mencionar algunas.
Si aspiramos a convertirnos en una sociedad verdaderamente comprometida con la justicia y la dignidad humana, es imperativo que el respeto y la empatía hacia los animales formen parte de nuestros valores fundamentales.
Finalmente, recuerda que la adopción responsable es un acto de empatía y compromiso que debe fomentarse como la mejor alternativa frente a la compra de animales. Dar un hogar a un perro o gato rescatado no solo transforma su vida, sino que también combate la sobrepoblación, reduce el número de animales en abandono y desalienta la explotación de criaderos ilegales. Sin embargo, adoptar implica asumir la responsabilidad de brindar cuidados adecuados, garantizar alimentación, atención veterinaria y afecto durante toda la vida del animal. La decisión de integrar un compañero de cuatro patas a la familia no debe tomarse a la ligera; es un compromiso que refleja el respeto y la dignidad que merecen todos los seres vivos.
Referencias
• Ascione, F. R. (2019). The International Handbook of Animal Abuse and Cruelty: Theory, Research, and Application. Purdue University Press.
• ONU. (1948). Declaración Universal de los Derechos Humanos.
• Periódico Oficial del Estado de Hidalgo. (2024). Código Penal del Estado de Hidalgo.