Por: Sydne Mariel Mendoza Mera
“Mis sueños eran más fantásticos y magníficos que mis escrituras.” Mary Shelley
Amplificar el espectro vital de las opiniones, perspectivas y liderazgos de las mujeres para que resuenen con fuerza plena en todos los ámbitos de la vida pública, es una condición sine qua non para construir sociedades verdaderamente democráticas, justas y prósperas.
Durante siglos, la esfera pública – la política, la economía, los medios de comunicación, la academia, la cultura, la ciencia, la literatura, entre tantas otras – fue predominantemente moldeada por voces masculinas, configurando unas veces y distorsionando otras tantas la realidad social y relegando la voz de la mujer al ámbito privado o al silencio público.
No obstante, a lo largo de la historia universal mujeres de todos los siglos han alzado la voz y propuesto talento, visión y solución a problemáticas estructurales sistemáticamente ignoradas, ese talento y la forma de ejercer la voz ha prosperado en la toma de decisiones que impactan en nuestras vidas, nuestros cuerpos, en los foros donde las mujeres hacemos presencia que van más allá de una cuota, estos espacios de la vida pública en donde participamos son base de legitimidad del propio sistema cuando nuestra participación efectiva se incorpora.
Cada experiencia histórica y social desde la opinión de nosotras, aporta miradas diferentes, preguntas distintas y soluciones múltiples que enriquecen el análisis, generando propuestas creativas y en muchas ocasiones evitando puntos ciegos a la cosa pública, esa es la riqueza de pensamiento cuando participa la otra mitad de la sociedad.
Del desprendimiento y la desidentificación es de donde se obtiene la ascesis para el reconocimiento de las verdades universales y por ello esta voz entre columnas tiene la necesidad acuciante de reducir la brecha y las barreras que aún existen de nuestra participación en el espacio público, este es nuestro punto de partida para debatir, argumentar y celebrar los obstáculos que como sociedad vamos superando. Estrecha mi mano y entre las columnas de la dialéctica y la dinámica, ingresa conmigo por la puerta que nos conduzca al crecimiento de nuestro pensamiento humano. ¡Hasta pronto!




















