En los últimos tres años, la tasa de fecundidad entre mujeres de 10 a 19 años de edad se redujo de 72 a 62 nacimientos por cada mil de adolescentes, con la instrumentación de la Estrategia para la Prevención del Embarazo en Adolescentes, informó el Consejo Estatal de Población (Coespo).

Sin embargo, es necesario mantener la guardia en este renglón, pues en el estado hay 540 mil adolescentes en este rango de edad, las que representan el 18.5 por ciento del total de la población en el estado.

En 2015 fue instrumentada esta estrategia por el Grupo Estatal (Gepea), el cual es coordinado por Víctor Hugo Vidal Álvarez, Secretario Técnico del Consejo Estatal de Población.

Este grupo lo conforman las secretarías de Gobierno, Salud, Educación Pública, Desarrollo Social, Trabajo y Previsión Social, Seguridad Pública, el Instituto Hidalguense de las Mujeres, el Sistema DIF Hidalgo, el Instituto Hidalguense de la Juventud, la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, las delegaciones federales del IMSS, ISSSTE, el Instituto para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en Hidalgo, el Colegio del Estado de Hidalgo y la Asociación Civil, Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en Hidalgo.

El Coespo recordó que en el país la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (Enapea) fue presentada por el gobierno de la República en enero de 2015, como respuesta a la incidencia del embarazo en adolescentes en el país.

La visión que se tiene al respecto es que “el embarazo en adolescentes es una expresión de la desigualdad de género y social que afecta negativamente en el desarrollo y bienestar personal y social de los y las adolescentes; también se debe a la falta de protección de los derechos sexuales y reproductivos a este sector de la población”.

De acuerdo con las estrategias nacional y estatal, “el embarazo en la adolescencia se traduce en condiciones de vulnerabilidad para las adolescentes, así como para sus hijas e hijos”.

Entre los factores que determina el embrazo en esta etapa de la vida, se encuentran las dificultades para la construcción de un proyecto de vida, la desigualdad económica y social, la falta de acceso a una educación integral de la sexualidad de calidad.

Se suman a estos factores una baja prevalencia del uso de métodos anticonceptivos en adolescentes sexualmente activas, con un 30 por ciento de los casos, además del abandono escolar por falta de recursos económicos, con 33 por ciento, o por no gustar los estudios, con 28.9 por ciento.

Se enlistas otros factores como el unirse en pareja, con 19.2 por ciento; necesidad insatisfecha de métodos anticonceptivos en grupos entre los 15 y 24 años de edad, con 21.9 por ciento, e inicio tardío de métodos anticonceptivos –cuatro años después del inicio de la actividad sexual-, con 17.6 por ciento.

De igual manera un 17.8 por ciento de los embarazos no planeados se producen por la falta de uso de métodos anticonceptivos porque “no creyó quedar embarazada en la primera relación”, mientras que el 34.3 por ciento quedaron embarazadas “porque me quería embarazar”.

La edad promedio de inicio de relaciones sexuales es de 17.7 años de edad.

Las estrategias cuentan con objetivos “estratégicos” como promover el desarrollo humano y las oportunidades de las y los adolescentes; creando un entorno que favorezca decisiones libres y acertadas sobre su proyecto de vida y el ejercicio de su sexualidad.

Se busca además incrementar la oferta y calidad de la información y los servicios de salud sexual y reproductiva, además de una educación integral en sexualidad en todos los niveles educativos, de gestión pública o privada.

La Enapea se ha fijado como metas lograr, para el 2030, la erradicación de los embarazos de niñas menores de 15 años de edad y la disminución en un 50 por ciento en la tasa de fecundidad de las adolescentes de 15 a 19 años de edad.