Después de que el pasado 19 de septiembre, un temblor azotara al pueblo mexicano, y donde hubo cientos de afectaciones y pérdidas humanas, para asombro de muchas y muchos, se llevó a cabo un acto solidario colectivo, pocas veces registrado en la historia de este país.

Miles de manos se sumaron al rescate de personas que quedaron atrapadas entre los escombros. Ocurrió lo que en teoría debe suceder en favor de esta nación, me refiero al trabajo en equipo entre las autoridades y la sociedad, todos a una sola voz, todos en un mismo sentido y con el mismo propósito. Ayudar desinteresadamente a un país que fue devastado por la fuerza de la naturaleza y que nos deja al descubierto de manera vulnerable.

Pero insisto, la ayuda llegó literalmente de todos los continentes, grupos de rescate y apoyo de Argentina, Israel, Canadá, Japón, por mencionar algunos, dieron muestra de que en momentos como estos, debemos ser solidarios y recobrar la fortaleza ante semejante acontecimiento. Hay miles de imágenes que le dieron la vuelta al mundo, del momento en que personas de auxilio lograban empecinadamente quitar hasta la última piedra del camino con tal de salvarle la vida a alguien.

Todo parecía un sueño, pero por fortuna no era así, todos los sectores sociales, sin distingos de ideologías se sumaron para contribuir en el trabajo emergente, cada uno desde su trinchera, políticos, actores, sociedad civil, deportistas, profesionistas, líderes de opinión, absolutamente todos se sumaron a la causa en favor de los mexicanos, con la intención de sacar fortaleza desde las entrañas.

Dentro del mar de información, me llamó la atención un texto que publicó en sus redes sociales el jugador de futbol Oribe Peralta, el cual no sé si sea de su autoría o únicamente lo replicó, pero en el que refleja otra visión de lo ocurrido en esos días llenos de dolor e impotencia y que a la letra dice:

Y si no necesitáramos un terremoto para unirnos, y si pudiéramos seguir así siempre, caminando por las calles donde el bar te ofrece baño, agua para beber, su contacto para recargar tu celular. Donde en las calles de noche en la esquina está una señora que te ofrece café para que sigas ayudando, donde nos echáramos la mano incondicionalmente, donde saliéramos todos a las calles a ver dónde y quién necesita de nuestra ayuda. Donde donáramos cada mes lo que nos sea posible a la institución o persona que lo necesite. Donde nos miráramos y comunicáramos los unos a los otros para ver dónde se necesita de nuestro abrazo, de nuestros recursos, de nuestro dinero, ese que no necesitamos para sobre vivir”.

Donde sintiéramos esa conexión que está ahí entre todos los seres humanos y que simplemente no nos damos chance de sentir cotidianamente ¿se pueden imaginar por un minuto el maravilloso mundo que construiríamos?. Solo aviento la reflexión porque es un anhelo muy grande. Quiero a la humanidad profundamente, y me encantaría vernos así, por siempre”.

Valdría la pena tomar conciencia de lo que somos capaces de crear cuando todos nos unimos. Hoy no tengo la menor duda de que México está de pie, de que resurgiremos de las cenizas para seguir adelante con más fuerza. A mí también como a muchos, me invade la nostalgia mezclada con alegría y deseo fervientemente que sigamos en el camino de la buena fe y demostremos que más allá de nuestros ideales personales, pensemos que siendo bondadosos nos trae más alegrías a nuestra vida. #FuerzaMéxico.

 

Hasta la próxima

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