El proceso de modernización de la red de drenaje de Puebla ha pasado por diferentes etapas, desde la renovación del Centro Histórico de hace 20 años con nueva tubería para hacerlo más eficiente, hasta los sistemas constructivos que se han hecho últimamente y si bien actualmente está funcional al 95 por ciento, esto no se demuestra durante la época de lluvia.

Lo anterior, dijo el doctor Octavio Flores, de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), porque por la naturaleza topografía en la que nos encontramos, el agua busca su cauce, afectando en mayor medida zonas como el Bulevar 5 de Mayo, La Margarita, Las Ánimas o Chapulco, donde tradicionalmente había ríos.

“Si empezamos a sellar nuestro suelo con concreto, pavimento o construcciones, el agua no tiene manera de permear, entonces la gran cantidad de agua que antes permeaba en nuestro subsuelo, ahora corre por nuestras calles, choca con nuestras paredes, llega a nuestros techos y va a buscar una manera de salir”.

Eso es lo que ha impedido el funcionamiento del drenaje de nuestra ciudad, en cuanto a la cantidad de agua que llega en tiempo de lluvia, más no en tiempo de no lluvia con el uso doméstico, empresarial o industrial habitual, es decir, el drenaje es funcional para todo el servicio de retiro de aguas negras y grises de las construcciones urbanas, no para la pluvial.

Sin embargo, Puebla, por sus características de valle, no presenta inundaciones, aunque si encharcamientos incómodos, diferenció el especialista, los encharcamientos son agua que se estanca por un espacio de dos o tres horas hasta movilizarse al cien por ciento, sin implicar un costo económico o un deterioro patrimonial relevante.

El equilibrio entre la modernización urbana y la naturaleza, concluyó, es generar en los cruceros zonas de absorción o donde va a rematar la calle para que ahí se dirija la recarga de agua, sin afectar las construcciones.

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