Entre la milpa seca, ya en proceso de ser zacate, y surcos de la tierra áridos en medio de la maleza del campo, apenas destacan dos cruces negras de fierro, un poco oxidadas de tanto sol, agua y aire.
Unas flores de cempasúchil ya podridas y vasos de veladoras rotos, dan fe del olvido en el que se encuentra la zona donde el 24 de diciembre de 2018 se impactó el helicóptero Augusta A 109, cuyos tripulantes eran Rafael Moreno Valle Rosas y su esposa Martha Erika Alonso, así como otros tres acompañantes.
El terreno en el municipio de Santa María Coronango, Puebla, no ha cambiado mucho, después de estrellarse la aeronave; poco a poco ha sido nuevamente fértil para sembrar; pero ya sin rastro de que ahí ocurrió un trágico accidente.
Pierden la vida Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle en accidente.
Las cruces recuerdan a cada una de las personas que murieron en aquel momento; una de ellas está dirigida al capitán de 41 años, Marco Antonio Tavera con un mensaje que dice: “Los aviadores no mueren, solo vuelan más alto”, y una firma de que es un recuerdo de sus familiares y amigos.
Mientras que la otra cruz está dedicada a los cinco personajes que perdieron la vida en ese accidente ocurrido un lunes poco después de las 14 horas del 24 de diciembre.
Abordo viajaban: el capitán Roberto Coppe; el primer oficial Marco Antonio Tavera; Héctor Baltazar Mendoza, la gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso; y el senador Rafael Moreno Valle Rosas.
En la pieza religiosa está escrito un mensaje que dice: “Su ejemplo será fuente de inspiración en nuestras vidas”.
El accidente ocurrió a las 14:40 horas, 10 minutos después del despegue. Se perdió comunicación con el aparato y finalmente se escuchó un golpe que se supone es el de la caída del aparato accidentado, informó en su momento Alfonso Durazo, secretario de Seguridad Pública federal.
Pérdidas de cosechas tras accidente
Parte del terreno donde cayó la aeronave es propiedad del señor Reynaldo Coyotécatl, quien desde esa ocasión ha pedido una indemnización por los daños causados a sus hectáreas de terreno y las cosechas; recursos que a la fecha no ha recibido. “A mí no me han pagado nada, y nadie, ni la aseguradora, ni el gobierno actual se quieren hacer responsables”.
No obstante, el señor ha tenido que desembolsar alrededor de 25 mil pesos, tan solo para pagar a un agrónomo para que le reparara la tierra, y se volviera a cosechar.
Tras el accidente, el campesino explicó que perdió mil bolsas de zacate molido, cada una con un costo de 40 pesos. Además, evidenció, que se perdieron como 10 toneladas de maíz.
Una vez que se presentó la caída del helicóptero, en diciembre de hace un año, fue hasta mayo de este 2019 que le entregaron el terreno a don Reynaldo.
La vox populi
En el ámbito popular, y ante la falta de esclarecimiento por parte de las autoridades sobre qué ocurrió verdaderamente, la voz populi expresa “esos no están muertos, esos viven”, refiriéndose a Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle Rosas.
El señor Coyotécatl sostiene que su vista “no es chismosa” a diferencia de una cámara de televisión, “yo les estaba echando tierra a los cuerpos con mis manos y sombrero, y no eran cinco cuerpos, eran tres”, sostiene.
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Agregó que no se explica por qué la policía estatal, y federal pidió a todos los que habían grabado o tomado fotografías de los cuerpos, borraran las imágenes de los celulares, “nomás pregunto yo, ¿por qué?
¿Cómo van las investigaciones?
Lo último que se ha dado a conocer por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) es el informe de hechos sobre la caída del helicóptero en el que viajaban los exgobernadores.
No obstante, la SCT aclaró que este informe es un “documento estrictamente factual y no señala la causa probable ni los factores que contribuyeron al percance”. Además, anunció que el informe final estará disponible hasta el primer trimestre de 2020.
El documento incluye una “reseña de vuelo”, en la que advierte que, de acuerdo con los registros de mantenimiento proporcionados por el taller Rotor Flight Services el 13 de diciembre de 2018, se tomó conocimiento de la discrepancia 21/2018, es decir, un reporte en el que los técnicos asentaron haber encontrado “dañado” el actuador lineal de roll, pieza que requería de reemplazo.
El componente requería ser reemplazado a más tardar el 17 de diciembre, pero la discrepancia quedó abierta sin ser resuelta, de acuerdo con el informe.
También, se destaca, que se encontró que el despegue del helicóptero en realidad no ocurrió desde el helipuerto denominado “El Triángulo”, como lo informó la tripulación a la torre de control el día del vuelo, sino desde el patio de una casa con coordenadas 19°04’6.8’’ N 98°13’26.7’’ W, ubicada en la ciudad de Puebla.