Por: Mtra. María José Hernández Soto

La vida religiosa de los consagrados, es una opción en que mujeres y hombres dedican su tiempo y su energía al servicio de Dios y de los demás, mediante la oración y la pastoral. Para evangelizar y estar en comunicación con la comunidad, el internet y las redes sociales propician el diálogo y la interacción digital pastoral.

De acuerdo a Izquierdo (2017), las redes sociales sí promueven el crecimiento espiritual, pues su algoritmo coloca información religiosa de acuerdo a las preferencias de los usuarios. Así, un religioso que se conecta a la web, tendrá a su alcance, eucaristías online, oraciones, y meditaciones guiadas.

Sin embargo, algunas comunidades religiosas, se contradicen, pues no han comprendido la importancia de poder construir espacios dialógicos y de formación a través del ciberespacio. Y así, han enjuiciado al internet y a las redes sociales, como los factores que atentan contra las actividades de los religiosos (Sbardelotto, 2014).

De acuerdo a Peck (1995), la espiritualidad permite conocerte, buscar a Dios, abrir la conciencia y dejar que el misterio de lo desconocido entre a tu encuentro íntimo con el creador. Entonces, en estos tiempos de pandemia, donde se publica información continúa ¿Será conveniente que las redes sociales sean la mejor vía para la evangelización y para el crecimiento espiritual? o ¿Será mejor no contagiar más de la infoxicación y dejar de lado lo tecnológico y digital?

Redes sociales infodémicas

Las redes sociales digitales (Facebook, Twitter, Whatsapp, Tik Tok, Instagram, Snapchat, etcétera), permiten la vida simultánea en la sociedad. Se han vuelto parte de la pandemia de la información, emitiendo continuamente, contenido informativo, de entretenimiento, e incluso dando pie a espacios educativos.

Christakis y Fowhler (2009) afirman que las redes dan inicio a la sociabilización intergeneracional, por ello, los religiosos han optado por transformar de manera digital a las nuevas generaciones. Por ejemplo, tres religiosas se han convertido en influencers católicas. En primer lugar, está la Tiktoker e Instagramer argentina, la hermana Jose Cattaneo (@joseecattaneo) que tiene 102.2 mil seguidores y más de 778 mil me gusta. En segundo, se encuentra la TikToker e Instagramer mexicana, la hermana Judith (@judithbio90) que tiene 237.8 mil seguidores y más de 3.5 millones de me gusta. Finalmente también está la Tiktoker michoacana, la hermana Mariela (@hna.mariela) que tiene 3597 seguidores con 59.6k de me gusta en sus publicaciones.

Las tres religiosas muestran en sus videos, reflexiones, meditaciones, lip sync (sincronización de labios) de música católica, así como música no religiosa, que buscan evangelizar y contagiar de la palabra de Dios a los jóvenes y adultos que frecuentan esas redes. De la misma forma podemos encontrar a sacerdotes y diáconos que se hacen visibles ante las networks. Un ejemplo es el sacerdote carmelita, Fray Antioco de Jesús, que en Facebook publica videos donde baila y canta, brindando alabanzas a Dios.

Así como él, muchos otros consagrados han optado por emitir la sagrada eucaristía en las redes sociales, principalmente Facebook y Youtube, debido a la contingencia actual. Verbigracia, está el proyecto Magdala del Padre Juan Solana, que en este mes, está realizando una peregrinación virtual desde Tierra Santa y cada día emite directos en lugares sagrados, realizando misas continuas.

Transformaciones en la vida religiosa debido a la tecnología

En la actualidad, se tiene contemplado que las formas de religiosidad han cambiado totalmente debido a la tecnología. Autores que no ignoran la autonomización de la práctica religiosa, ni los cambios del mundo de vida y del imaginario religioso contemporáneo, afirman incluso que el ideario religioso se ve modificado también por las redes sociales, y por nuevas interacciones a través de lo digital. Sin embargo, la pregunta sería ¿serán las redes sociales y el internet el mejor medio para crecer espiritualmente?

Estamos viviendo un momento crucial en la humanidad debido a la pandemia y la infodemia (saturación de información que se dispersa y difunde a cada instante), sin embargo, posiblemente en años posteriores tendremos certeza de la pregunta antes descrita y sabremos si la vida consagrada no se merma por la tecnología y las redes sociales.

La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

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