Si Morena y la 4T pretenden utilizar como un instrumento político-electoral la detención del llamado “gober precioso”, el ex gobernador poblano Mario Marín Torres, entonces lo van a tener que dejar encerrado unos buenos años tras las rejas.

¿Cuántos?, dicen que podrían ser hasta 30.

Porque de lo contrario querrá decir que la ubicación del priista, junto con su enjuiciamiento, sólo sería otro show mediático como al que ya nos acostumbraron.

Y ojalá que, para bien de la credibilidad de las instituciones del país, la Fiscalía General de la República (FGR), pero sobre todo para bien del país y para hacer justicia a la periodista y escritora Lydia Cacho Ribeiro, esto así sea y no se siga arriesgando a quedar como el payaso de las cachetadas, una vez que sus últimas detenciones, como la del ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, le han valido sólo severas críticas porque han resultado todo un fiasco.

Ya es justo que la 4T y el gobierno de la república le atinen a una.

Porque existen todas las agravantes, pruebas documentadas, testimoniales, un libro y una investigación realizada muy a fondo sobre la responsabilidad del marinismo en el arbitrario, inhumano e ilegal encarcelamiento y tortura de Lydia Cacho.

Ahora lo extraño y grosero sería que dejarán en libertad a Maro Marín.

Que el gobierno federal y la 4T volvieran a aventarse la puntada de liberarlo y hasta purificarlo.

Empero, al final de esta historia, y gracias a su valentía y trabajo, la también autora de “Los demonios del edén” por fin alcanzó justicia.

Ya sólo falta que caigan Kamel Nacif Borge, el llamado rey de la mezclilla, y Adolfo Karam Beltrán, ex director de la policía judicial del gobierno marinista, y quien estuvo encargado de la detención de Lydia Cacho, a quien trasladaron -por tierra- de Cancún a Puebla en condiciones inhumanas.

Ambos protagonistas de “está película, papás”, como dijeran Marín y Kamel en su famosa conversación telefónica, esa que los evidenció y desenmascaró en la pesadilla que vivió Lydia Cacho, están prófugos de la justicia y andan a salto de mata.

Empero, es interesante analizar dos cosas: la primera, cómo es que el escándalo de la detención del más poderoso de la familia Marín Torres repercute en Morena y en la 4T, y como le pega a la vida política poblana, y de paso a la personal, a la de los Marín.

Sobre todo porque serían muchas las viudas políticas las del gober precioso, quienes incluso siguen activos y activas como funcionarios públicos, políticos y aspirantes a un cargo de elección popular.

Por lo pronto, los hermanos de Mario Marín, trascendió ayer, empezaron ya a movilizarse y a comunicarse para contratar abogados que defiendan la causa de su hermano.

Ya veremos qué jurista y/o despacho son los valientes que se atreven intentar defender al ex mandatario. Me parece que muy pocos se arriesgaría, por no decir nadie.

Por cierto, hay muchas preguntas, y muchos personajes, a los que hay que abordar sobre el tema.

¿Qué dirá, por ejemplo, quien fue particular de Marín, Ramón Fernández Solana, hoy por hoy actual dirigente estatal del Partido Redes Sociales Progresistas, sobre la detención de su ex jefe?

O el senador de Morena Alejandro Armenta Mier, quien fue uno de los integrantes de la burbuja marinistas de los más cercanos, y sobre quien recayeron decisiones importantes sobre la vida política de Puebla. ¿Qué opinará al respecto?

Allí está Javier López Zavala, quien fue considerado uno de los consentidos del marinismo, y a quien se perfiló, en su momento, como el sucesor del emporio político y económico del gober precioso.

Qué tendrá que declarar Valentín Meneses Rojas, compadre de Marín y aspirante a la presidencia municipal de Puebla en el PRI poblano.

También está el jurídico del gobierno Ricardo Velázquez Cruz, quien intervino en la defensa del pecado marinista.

O Arturo Hernández David, otro de los grandes beneficiados del árbol de la abundancia de aquellos tiempos.

El ex secretario de cultura, Alejandro Montiel Bonilla, un poblano culto, estudioso y crítico de la vida política -local y nacional-, también es un buen perfil para preguntar qué opina.

La familia Marín Torres después de haber sido dueña de Puebla, de hacer y deshacer a sus anchas, hoy parece que se desmorona por su ambición vil.

Se acabaron las vacas gordas y los excesos desde hace mucho.

Ahora se esconden y viven, si se puede, bajo el anonimato por su seguridad y por el desprecio de la gente.

¿Hasta dónde intervendrá la 4T en el escándalo del gober precioso?

¿O sólo es un distractor, o una cortina de humo?

¿Qué dirá Doña Olga Sánchez Cordero, secretaria de gobernación, quien absolvió a Marín de toda culpa en su papel de ministra de la SCJN?

Porque a Mario Marín no era tan difícil detenerlo; es más, lo tuvieron en sus narices y lo dejaron ir muchas veces.

¿Por qué someterlo hasta hoy?

¿Por los tiempos electorales?

¿Por su mala racha?

¿Por el mal manejo de la pandemia?

¿Por la adquisición de la polémica vacuna Sputnik?

¿Ahora que estarán tramando los obradoristas?

poncharelazo@yahoo.com.mx

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