Recientemente leí en Facebook un comentario acerca de la serie mexicana, “Madre sólo hay dos”, que se transmite a través de Netflix. Dicho comentario hablaba sobre los estereotipos acerca de las mujeres reflejados en la producción por lo que despertó mi interés. Al ver la primera temporada (única hasta el momento), fui detectando aquellos estereotipos.

Uno muy marcado es el de dudar los varones de la capacidad laboral de las mujeres por haber sido mamás recientemente. Por las situaciones y diálogos que se van presentando a lo largo de la serie, se puede ir notando que la intención de la producción justamente es reflejar el pensamiento machista que aún impera en las empresas, donde los jefes y compañeros suelen pensar que las féminas no podemos empatar las responsabilidades laborales con las de ser mamás.

Asimismo, reproduce comentarios misóginos acerca de los permisos por maternidad y del modo en que aún son consideradas las empleadas, más como objetos para recrear la vista que como seres humanos pensantes.

Es interesante el modo en que una de las protagonistas se enfrenta a estos estereotipos; se le ocurre llevar a sus bebés al trabajo para que la entrevisten y fotografíen mostrándola como una mamá y ejecutiva exitosa. Además hace comentarios sobre las políticas de género implementadas por su jefe en la empresa, cosa que no era cierta, pero que obligó al susodicho a tener que abordar el tema.

Relacionado con esto, la mencionada protagonista también es juzgada en cierta manera por su marido, ya que él le había pedido que no trabajara durante su embarazo ni durante el primer año de vida de su bebé; esto porque con sus dos hijos anteriores casi no había estado presente. Y aunque ella decide continuar trabajando a sus espaldas, ya que nace la bebé es inevitable que él se dé cuenta que lo que más desea es regresar a trabajar, así que llegan al acuerdo de que así sea.

La bronca está en que ella consigue un gran ascenso, lo que genera rencillas en el matrimonio; esto no es porque el marido pensara que su esposa no merece el puesto sino porque se sigue juzgando a las mujeres por preferir trabajar y buscar ser exitosas profesionalmente, a pasar más tiempo con los hijos.

Este es otro estereotipo; sabemos que se suele pensar que por ser mujeres debemos sacrificar nuestro éxito personal y profesional por el bienestar familiar. Además se nos juzga distinto que a los hombres; ellos cuando casi no pasan tiempo con la pareja y los hijos por estar trabajando, son aplaudidos por demostrar ser responsables y proveedores del hogar, mientras que las mujeres si hacen lo mismo, son tachadas de malas madres aplicándoles el término de “madres desnaturalizadas”, lo cual no es justo, porque mujeres y hombres tenemos los mismos derechos, que incluyen desear ser exitosos no sólo en el plano familiar sino en el laboral.

Otro estereotipo en la serie es aquel donde el pobrecito marido (nótese el sarcasmo), al sentirse descuidado por su esposa “cae en la tentación” de ponerle el cuerno. Ambos trabajaban todo el día y no por sentirse descuidada, la protagonista le puso el cuerno…bueno sí pero ya mucho después, cuando los problemas eran mayores.

Ninguno de los dos casos es justificable; si la relación ya está mal es mejor terminarla en vez de traicionar y lastimar a la pareja, pero el punto que aborda la serie es que para variar la esposa es juzgada y recriminada por el esposo por haberse atrevido a realizar semejante cosa, mientras él cobardemente no tiene el valor de decirle que él la traicionó primero. En su cobardía hace sentir como cucaracha a su mujer, permitiendo que ella se eche la culpa de que el matrimonio se hubiera arruinado.

Esto suele ser así en la vida real; las mujeres son juzgadas de manera distinta que los hombres por cometer los mismos actos. A ellos sí se les está permitido poner el cuerno, hasta se les aplaude entre amigos; ellos sí pueden acostarse con otras mujeres pero cuando son ellos los traicionados no lo pueden tolerar. Como dice el dicho: “el que las hace no las consiente”

También aborda el tema de la irresponsabilidad masculina con respecto a la paternidad, que eso no es un estereotipo sino una triste realidad que dudo cambie algún día. Bueno, que podría cambiarse, si la ley pudiera obligar a los varones a hacerse una prueba de paternidad durante el embarazo. Esto sí sería posible, considerando que incluso se hacen cirugías a los bebés (fetos) estando dentro de sus madres, así que sería viable tomar una muestra de la sangre de los bebés aún antes de nacer.

Lo menciono porque en la serie a la otra protagonista le ocurre lo que a muchas mujeres les sigue sucediendo; su novio a la mitad del embarazo le sale con el chistecito de que no está listo para ser papá dejándola sola. Y así otra situación, donde a la mujer se le acusa de quién sabe con cuántos se habría acostado con tal de no asumir su responsabilidad.

Hasta aquí lo que consideré más relevante tocar en relación a los temas que aquí he abordado, pero la serie da para más comentarios y análisis.

Nos leemos la próxima semana.

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