En la Semana Santa del 2021 tal parece que en Puebla vamos a transitar por nuestro propio Calvario, en una de esas con tres caídas y hasta crucifixión, esperando la resurrección.

En el plano político, las definiciones están llegando y los Rivera se volverán a ver las caras.

Me refiero al panista Eduardo Rivera Pérez quien en 2011 ya fue presidente municipal de Puebla y en 2018 compitió para volverlo a ser, pero perdió.

Y perdió con quien hoy nuevamente será su rival: la actual alcaldesa capitalina Claudia Rivera Vivanco de Morena.

Los dos han despachado desde el Charlie Hall y conocen las entrañas del municipio.

Ambos también quedaron a deber en su labor de gobierno.

Ambos además gobernaron al tiempo que libraron una cruenta batalla con el gobernador en turno: en el caso de Eduardo Rivera con el entonces gobernador Rafael Moreno Valle y en el caso de Claudia Rivera con el actual gobernador Miguel Barbosa.

En 2018, Claudia Rivera presentó una plataforma de trabajo muy ambicioso.

¿Se cumplió?

Las estadísticas y la vox populi tienen la última palabra.

Hoy Claudia Rivera transita por una vía compleja con la amenaza de que su designación sea impugnada por Gabriel Biestro su contrincante en el proceso interno de Morena.

Por su parte, Eduardo Rivera logró mantener la unidad del PAN y se está dando el lujo de prescindir si fuera necesario del respaldo del PRD a quien solo le ofreció una posición en el cabildo y no 3 como pretendía el partido del sol azteca y ex aliado del morenovallismo.

Al final, el 6 de junio, uno de los Riveras será crucificado como castigo a su mal desempeño -en el pasado o en el presente- y otro de esos Riveras será congraciado con la Resurrección, quiere decir, con una nueva oportunidad de gobernar.

Que el gran elector los redima.

@AlbertoRuedaE

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