Este fin se semana los medios de comunicación internacionales dieron a conocer algunos casos de mujeres víctimas de abuso sexual y de extrema violencia, quienes decidieron asesinar a sus violentadores. Asimismo, en otro caso, aunque la mujer no fue la víctima de abuso, sí lo fue su hijo quien incluso se suicidó algunos años atrás.

Uno de los casos ocurrió en Inglaterra, otro en Francia y otro en Honduras.

El del país Galo y el del latinoamericano tienen como común denominador que las mujeres que cometieron los delitos habían sido abusadas sexualmente por aquellos a quienes asesinaron.

Valérie Bacot desde los 12 años fue abusada por la pareja de su madre, quien al enterarse de que a los 17 años quedó embarazada la corrió de su casa; con su abusador tuvo 5 hijos y estuvo a punto de ser estrangulada por él durante uno de sus embarazos. La obligó a prostituirse y soportó años de maltrato hasta que oyó que éste cuestionaba a su hija sobre su sexualidad; esto fue el detonante para que decidiera matarlo con un tiro en la cabeza y así evitar que a su hija le hiciera lo mismo. Era tal la violencia que todos padecían, que incluso sus hijos ayudaron a Valérie a enterrar el cuerpo de su padre en el bosque.

Aunque finalmente fue arrestada y juzgada, afortunadamente la Corte francesa determinó recién que Valérie es una víctima tras todos los abusos que padeció y sólo le dictó una condena simbólica de 4 años, pero sin volver a la cárcel.

Por otro lado, Lisby, una chica de 18 años de quien no se menciona su apellido, mató a quien la violó cuando era niña igual con un arma de fuego, tras el intento de éste, de 50 años, de volver a abusar de ella. Lisby según lo que narra la nota, “sedujo” al hombre para llevarlo a un motel y ahí lo asesinó.

El caso de Inlgaterra es algo diferente pero igualmente muy duro. Aquí la mujer mató a su marido al enterarse de que éste abusó por años del hijo de ambos, así como de algunos otros niños. Saber así que esa fue la causa del suicidio de su hijo a la edad de 25 debió ser devastador.

La manera en que Corinna Smith mató a su marido fue la razón por la que se la haya condenado a cadena perpetua. Resulta que Corinna mezcló tres bolsas de azúcar con agua hirviendo para hacer caramelo y verterlo sobre su esposo mientras éste dormía para así infringirle el mayor daño y dolor posible. Debido a las lesiones Michael Baines de 80 años murió semanas después.

Pero a pesar de esto y de la condena dictada en un principio, su caso ha seguido siendo analizado, por lo que se determinó que en 12 años Corinna podría apelar su caso y solicitar libertad condicional.

Situaciones de asesinatos por venganza como estos han ocurrido y seguirán ocurriendo.  Desgraciadamente quienes fueron víctimas por años terminan en la cárcel.

¿Pero por qué deciden las mujeres acabar con la vida de sus parejas en vez de denunciarlas? Pues porque las autoridades suelen hacer caso omiso de sus denuncias y responsabilizarlas de lo que les sucede.

He sabido de primera mano estas situaciones donde los ministerios públicos tratan tan mal a las víctimas de violencia y abuso, que éstas prefieren no continuar con la denuncia. Es tanta la falta de sensibilidad de las autoridades ministeriales, que las mujeres en vez de sentirse apoyadas se sienten doblemente agredidas, así como culpabilizadas.

En cuanto a Corinna, es de suponer que sintió que no tenía nada que perder ya no estando con vida su hijo. Nadie más que ella puede saber lo que habrá sentido al enterarse de que lo más preciado de su vida había sufrido tanto daño por su propio padre. Y de igual modo, las autoridades no siempre hacen caso de las denuncias por abuso sexual.

Ya se verá en los siguientes días qué determinan las autoridades hondureñas sobre Lisby. Ojalá no la hagan pasar años encerrada perdiendo su juventud cuando ella es la verdadera víctima.

Nos leemos el próximo lunes.

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