La publicación del libro Saavedra, un anarquismo, de Aurelio Fernández Fuentes, es una acción más de colaboración entre la BUAP y el Fondo de Cultura Económica (FCE), destacó el Rector Alfonso Esparza Ortiz, al presentar esta obra histórica sobre la vida de un personaje notable: Abelardo Saavedra, cuya “búsqueda incansable de una sociedad mejor permite albergar la esperanza de lograr las condiciones de convivencia y prosperidad que todos anhelamos” -expresó.

“La aparición de este libro es una más de las acciones que se realizan entre la BUAP y el FCE desde que Paco Ignacio Taibo II ocupa la dirección editorial. Destacamos del convenio de colaboración una librería Educal en las instalaciones universitarias, así como la realización de la Caravana Cultural y la promoción de diversos materiales bibliográficos. Por todos estos motivos es que celebramos la publicación de Saavedra, un anarquismo. Felicito a su autor, Aurelio Fernández, quien realizó una exhaustiva labor de investigación”.

Durante la presentación, el Rector Alfonso Esparza mencionó los viajes del autor para documentarse en diferentes ciudades de México, Cuba y España, lo que permitió dilucidar la historia de Saavedra, un ser humano excepcional para su tiempo, fundador y profesor de escuelas, que se caracterizó como un gran divulgador de ideas y por la búsqueda de una mejor sociedad.

“Su búsqueda incansable de una sociedad mejor, la forma en que aquellos hombres y mujeres lucharon, se esté o no de acuerdo en los medios o los métodos, nos permite albergar la esperanza de lograr las condiciones de convivencia y prosperidad que todos anhelamos. Este libro es un ejemplo de capacidad de investigación y presentación de resultados: más de 26 archivos visitados, bibliotecas, hemerotecas, decenas de libros y entrevistas lo demuestran, con una narrativa que atrapa al lector”, subrayó Esparza Ortiz.

En su momento, el escritor y director del Fondo de Cultura Económica, Paco Ignacio Taibo II, elogió tres virtudes del libro Saavedra, un anarquismo: la historia como un ejercicio narrativo, poner a debate el anarquismo y el uso del periodismo para contar lo documentado y la investigación.

“El problema de la historia es que se habla de esta como la suma de datos, más capacidad de reflexión y sustento documental; en esta percepción hay una especie de zona oscura o zona de ignorancia: ¿nadie dijo a los futuros historiadores que la historia es un ejercicio narrativo? Este es uno de sus pilares: solidez informativa, confrontación de fuentes y narrativa. Primera virtud: el libro está cuidadosamente bien contado”.

Al enunciar la segunda virtud, poner a debate el anarquismo, recordó a figuras del anarquismo como Ricardo Flores Magón, un héroe y personaje clave de la historia de México, y expresó su afinidad con esta corriente: “Al revisar y recorrer los caminos de Saavedra, me sentí cómplice de Aurelio”.

En cuanto a la tercera virtud del texto, el uso del periodismo, destacó la técnica del autor: contar lo investigado y contar la investigación. “Todo esto hacen del libro una lectura grata, amena y conflictiva, porque puedes no estar de acuerdo… Mi conclusión: no quitar el derecho a la utopía, un derecho natural que reproducen los seres humanos más lúcidos y diferentes. El anarquismo son luces a la distancia y al futuro: le dan sentido a la vida”.

Por su parte, el autor de Los volcanes sagrados. Mitos y realidades en el Popocatépetl y la Iztlaccíhuatl, Julio Glockner, al referirse a Aurelio Fernández, señaló: “Lo primero que salta a la vista es que es un buen narrador, sabe contar historias. No ha escrito un libro tradicional de Historia, sino muchas historias en un gran reportaje”.

En su intervención, el escritor y pedagogo Juan Sebastián Gatti García refirió que de 1860 a 1938, periodo que comprende la investigación, el personaje de la obra desempeñó diversas profesiones y oficios que lo convierten casi en un relato policiaco, en el cual se da cuenta de los pormenores de la investigación realizada.

“Aurelio escarba con la investigación académica, pero de vez en cuando no le queda otra que inventar la verdad”. Para ejemplificarlo mencionó cuando Saavedra regresa a Cuba luego de su primera expulsión, entonces el autor imagina la escena y deja al lector que reflexione y decida qué pasó realmente. Un ejercicio de periodismo bien hecho.

Finalmente, Aurelio Fernández Fuentes, autor de Saavedra, un anarquismo, dijo sentirse abrumado por los elogios de los comentaristas: “Me encanta cada forma que tuvieron de ver el libro”. Finalmente, invitó a la reflexión sobre qué sociedad tenemos y qué sociedad queremos: “Hace falta la utopía”, expresó.

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