Tras la desaparición de la Policía Federal al gobierno de la República no le queda otra opción que utilizar militares para detener a miles de migrantes, que no delincuentes, que literalmente han desbordado la frontera sur, con el consecuente daño a la imagen de las fuerzas armadas y del propio gobierno cuyo discurso gira en torno a la no represión y que nada por la fuerza, todo por la razón.

Lo anterior quedó evidenciado en la imagen en la cual un pelotón de soldados vestidos de gris con las siglas de la Guardia Nacional en sus flamantes escudos antimotín (idénticos a los de los desaparecidos granaderos de la Ciudad de México), “derriban” a un indefenso migrante que carga entre sus brazos a su menor hijo cuando intentaba salir del estado de Chiapas.

Previamente la misma GN en apoyo al Instituto Nacional de Migración intentó frenar la caravana migrante que salió de dicha entidad rumbo a Estados Unidos y que con algunos contratiempos logró llegar hasta la comunidad Viva México.

Ambos hechos confirman que la GN tendrá que hacer lo que en países desarrollados y democráticos hacen las policías y no los militares ya que el costo político es mayor, por más capacitación en materia de derechos humanos que tengan las fuerzas armadas, confirmando que “lo que más odias, más cerca lo tendrás”, por aquello de que el gobierno de López Obrador no reprime pero cada vez está más cerca de hacerlo.

Guardadas las proporciones, una situación similar se presentó 1968, cuando el ejército mexicano se vio envuelto en actos de represión ante la falta de una policía nacional o por lo menos federal que se hiciera cargo de la contención de multitudes, evento histórico cuyas cicatrices no acaban de cerrar y cuyos fantasmas aún rondan la memoria de quienes encabezan la autodenominada 4T y en aquel momento formaban parte del sector estudiantil.

Un evento similar se registró en enero de 1994, también en el estado de Chiapas, cuando ante la ausencia de un cuerpo de policía preventiva a nivel federal, tuvo que ser el ejército mexicano quien hiciera frente al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que si no fuera por la instrucción de “cese al fuego” por parte de “el innombrable” Carlos Salinas de Gortari, los efectivos militares hubieran “masacrado” a los milicianos que solo portaban rifes de palo, con el consecuente daño irreparable a las fuerzas armadas, que una vez más se hubieran “manchado de sangre” y sobre todo de sangre indígena, ya que los líderes zapatistas en forma irresponsable llevaron a sus huestes literalmente “a la guerra sin fusil” porque lo que llevaban no eran fusiles sino réplicas de palo.

Justo ese antecedente fue lo que motivó que ese mismo año se comenzara a escribir un proyecto de policía a cargo del gobierno federal, mismo que se vio materializado en 1999 en la Policía Federal Preventiva la cual en junio de 2009 dio paso a la creación de la Policía Federal, sin embargo con la llegada de la 4T fue desaparecida en su totalidad en diciembre de 2019 para dar forma a la Guardia Nacional, la cual está integrada  por un 70% de personal militar en su escala básica y de mandos medios, y del 100% en sus mandos superiores, comenzando por su Comandante, a quien en 1994 le tocó encabezar las operaciones en contra del EZLN y de sus organizaciones de masas posteriores al cese al fuego.

Por esta razón, todas las labores de seguridad púbica a nivel federal, así como la contención de multitudes para preservar el orden y paz públicos, entre ellas la detención de migrantes y desbloqueo de carreteras están a cargo de la GN, con el consiguiente riesgo de que militares salgan a cuadro golpeando a personas de otros países que en la búsqueda de un futuro mejor o huyendo de la violencia, se ven en la necesidad de cruzar territorio mexicano.

Igual suerte podrían correr los profesores de la CNTE si algún día escalan sus acciones de protesta y recurren a la violencia, solo hay que recordar que la liga siempre se rompe por lo más delgado y en la semana que concluye se registraron por lo menos tres eventos en contra del convoy de camionetas suburban del presidente de la República, en los que las cosas se tensaron sin llegar a la ruptura, pero cuidado esto puede ser la primera llamada, primera.

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