De acuerdo con los más recientes datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) del INEGI, durante los primeros meses de 2021 la percepción de inseguridad mejoró pero previamente la cifra negra delitos empeoró en términos similares.
Para ser precisos, la percepción de inseguridad en el país del pasó de 78.6% en 2020 a 75.6% en 2021 (datos correspondientes a los periodos marzo-abril), equivalente a un descenso del 3%.
En el estado de Puebla el comportamiento fue similar ya que la percepción de inseguridad pasó de 87.5% en 2020 a 85.6% en 2021, un descenso marginal de 1.9%, sin embargo dejó de ocupar el cuarto lugar en el ranking nacional y cayó al tercero, es decir que otras entidades tuvieron una mejora más significativa.
Qué significa lo anterior? que la pandemia del coronavirus encerró a un considerable número de personas y las expuso en menor medida a la actividad criminal, no solo al riesgo de ser víctima directa de un delito sino también de ser testigo de la comisión de los mismos, lo que se refleja en la percepción de una menor inseguridad.
Lo anterior género una especie de burbuja que permitió a la gente vivir un tanto desconectado de la realidad, lo cual benefició a las autoridades ya que la incidencia delictiva en 2020 mejoró significativamente respecto de 2019, sin embargo al irse rompiendo el encierro, gradualmente los delitos se han ido incrementando.
Así lo confirma el Sistema Nacional de Seguridad Pública con los datos correspondientes al periodo enero-agosto de 2021 respecto del mismo lapso de 2020, con un aumento a nivel nacional de 12.6% en los delitos totales, mientras que en Puebla el aumento fue de 22%, aunque no quiera ser reconocido como tal por las autoridades federales y estatales.
En cuanto a la cifra negra, está pasó de 92.4% en 2019 a 93.3% a 2020 a nivel nacional, lo cual confirma que durante la pandemia la gente dejó de denunciar, no solo por desconfianza en las autoridades y pérdida de tiempo, sino porque varias agencias del MP estuvieron cerradas y en el mejor de los casos han estado trabajando con restricciones en su aforo.
En el caso de Puebla, la cifra negra registró un mayor incremento al pasar de 91.3% en 2019 a 94.7%, un aumento del 3.4%.
Lo anterior confirma lo que con insistencia he venido diciendo en este espacio, que el coronavirus contribuyó en que la percepción de inseguridad mejorara pero que la cifra negra se incrementara, sin embargo al desaparecer estás condiciones los delitos comienzan a repuntar.
A lo anterior habría que agregar un hallazgo en la percepción de corrupción de autoridades, que tanto le preocupa al presidente de la República y a los mandatarios estatales emanados del partido en el poder, pero que pasó casi inadvertido por las propias autoridades federales, sin saberse a ciencia cierta si intencionalmente o no.
Me refiero al incremento en la percepción de corrupción en las instancias federales vinculadas a la seguridad pública como la Marina con un aumento de 1.2% (de 18.2% a 19.4%), el Ejército con un incremento de 0.2% (de 24.4% a 24.8%) y la Guardia Nacional con un aumento de 3.2% (de 23% a 26.2%).
Contrario a lo que se hubiera pensado, las instancias de procuración de justicia a nivel federal y estatal así como los jueces y las propias policías preventivas, incluida la de tránsito, mejoraron todas.
Seguramente al cierre de año el comportamiento de los delitos a la alza en forma gradual terminará dándome la razón, la pandemia mejoró la percepción de inseguridad y la incidencia delictiva pero provocó que la gente denunciara menos y en consecuencia aumentara la impunidad.
Respecto de la percepción de corrupción en la Guardia Nacional, ahí está el dato e indica que es la que más ha emperorado en el último año, posiblemente por su uso indiscriminado en la contención de los migrantes y su contacto cada vez más frecuente con la delincuencia, pese a la estrategia de «abrazos, no balazos».