“Quien domine los datos, dominará el mundo”. –Narendra Modi-
La frase con la que iniciamos nuestra colaboración no es del todo original, sin embargo, es acorde a la época que vivimos actualmente, que está regida por un fluir estrepitoso de información a través de internet y las redes sociales.
Se trata de una frase vertida en el foro más importante a nivel mundial que se celebra cada año en Davos, Suiza y que ha sido retomado por medios de información a nivel mundial.
En otros momentos de la historia hay quien con bastante lucidez ha plasmado de forma memorable -a través de una frase- aspectos que caracterizan a las sociedades en diversos contextos.
Por ejemplo, en el siglo XVII el británico John Evelyn decía: «Quien domina el mar, domina el comercio del mundo; quien domina el comercio del mundo, domina las riquezas del mundo: quien tiene las riquezas del mundo, gobierna al mundo».
O bien, a principios del siglo pasado, allá por el año de 1919, el geopolítico y geógrafo Mackinder refirió: “Quien gobierne en Europa del Este dominará el Heartland; quien gobierne el Heartland dominará la Isla-Mundial; quien gobierne la Isla-Mundial controlará el mundo”.
Sin duda, cada uno de estos personajes y sus frases son el reflejo de contextos histórico-políticos específicos, de ahí, el que se conviertan en ideas con la fuerza para ser retomadas en diversos espacios de reflexión.
Quien está en las redes cree que domina la política
Siguiendo con la lógica de las frases célebres, hay muchos políticos de nuestro bello México que creen que su inserción en las redes sociales es garantía para ganar las próximas elecciones.
Sin duda, la clase política se mantiene informada y actualizada sobre la vertiginosa importancia que han adquirido las redes sociales en la última década a nivel mundial. El problema para muchos de estos personajes es que creen que subirse al tren de la información que fluye a través de la Internet es cosa simple.
Consideran que modelo implementado por Obama en su versión mexicana es garantía de triunfo. Vaya equivocación.
Es por esa adopción simplista de un mecanismo para insertarse en términos informativos con ciertos sectores de la población, que no hay garantía de resultados positivos.
Formas burdas
Desde hace algunas semanas hemos visto a precandidatos a la presidencia y candidatos a diversos puestos de elección que aparecen en las redes sociales promocionando su imagen, unos con huipil puesto a lado de indígenas disfrazados; otros, soplándole a la velita y cantando las mañanitas y uno más a lado de su “crio” -como algunas madres les decimos a nuestros hijos- llevándolo al colegio y tomando la foto.
Repentinamente esos políticos que mantenían un perfil bajo de su vida privada deciden compartir con todos nosotros -mexicanos- esos espacios reservados para la familia y los amigos íntimos. Fotos y videos en donde se les ve felices, compartiendo con sus seres queridos y mostrando la imagen de una familia “feliz”.
Habemus mujeres
También, de forma repentina, conocemos el rostro de sus parejas, de sus mujeres, esposas o consortes que aparecen al lado del hombre que puede ser quien dirija el destino de México el próximo sexenio.
El rol de la mujer al lado del político como elemento fundamental para mostrar un modelo de familia “ideal” para muchos, sigue prevaleciendo en los mecanismos a través de los que se promocionan los candidatos.
Al parecer se mantiene la idea de que los mexicanos somos una sociedad extremadamente conservadora en cuanto a lo que esperamos de un político en ámbito familiar, es decir, el modelo de papá, mamá e hijos.
Reaparición
Si esto ocurre con los presidenciables, también sucede con aquellos que aspiran a ocupar otros cargos de elección en las entidades del país. Por ejemplo, en Tlaxcala aquellos que se habían mantenido guardaditos desde las anteriores elecciones repentinamente actualizaron sus perfiles en Facebook y Twitter para volver más tersa la comunicación con sus posibles electores.
Así como ahora aparecen entregando cobijas en temporada de invierno; al lado de la señora que hace las tortillas en el comal de barro; caminando por las calles saludando a ciudadanos de a pie y posando para la fotografía, los veremos desaparecer de esa cotidianidad “aparente” y no volver a pisar las comunidades de Tlaxcala.
Sin duda, la clase política de Tlaxcala está muy equivocada al creer que su proyección intensa en las redes sociales es garantía de ganar elecciones. La falta de congruencia entre acciones reales y la superficial proyección a través de medios digitales, podría cobrarles la factura en fechas próximas.
A pie de página
Es una verdadera vergüenza lo que ocurre en el Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Tlaxcala. Al parecer los berrinches, falta de resultados y conflictos internos, será lo que se recordará de la actuación del actual Consejo.