Las fechas se cumplen y ya se ha realizado el segundo debate de los candidatos a la Presidencia de la República, contienda a la que Margarita Zavala ya no llegó.

Estos eventos deben ser un escaparate de propuestas y la oportunidad perfecta para explicar los proyectos ante una amplia audiencia, así como dar respuestas a las inquietudes ciudadanas, que más de una deben surgir durante el trayecto del proceso electoral.

Finalmente, quienes necesitamos y merecemos todas las respuestas, precisamente somos los que habitamos este hermoso país, pues es en nuestro honor que se justifica el gasto de millones de pesos en busca de la intención del voto, es el costo de la democracia, dicen, aunque no vendría mal un tope de gastos de campaña pero al mínimo, y un mayor contacto con la gente.

Pero volvamos al punto, el debate, sin embargo, se ha convertido en un ring de box, en un espectáculo al que nos están acostumbrando que “gana” el que más ataca, ofende, y le dice sus “verdades” a otro candidato, cuestión lamentable, ya que por estrategia, siempre se va a atacar al puntero y a toda costa se tratará de desacreditarlo, y éste a su vez, deberá ir preparado para aguantar los embates de sus adversarios, pero, ¿en dónde quedan las propuestas? ¿en dónde quedan las respuestas que personalmente cada uno de los candidatos le deben a la gente, a los electores?

Y quiero insistir en este punto, mañosamente nos están haciendo creer que el sentido del debate es el ataque, y la mayor parte del tiempo se la están pasando en esto en lugar de convencernos con argumentos sólidos y por cuenta propia, porqué son la mejor opción, tal vez haga falta especificar este punto en el formato del debate y dedicar un espacio a una pregunta directa entre los participantes sobre algún caso que sea de interés y evitar que todo el tiempo del debate se la pasen en devaneos estériles.

Y no es para menos, según datos dados a conocer por la revista Forbes, el Instituto Nacional Electoral destinó 12.7 millones de pesos (mdp) para el Primer Debate Presidencial el pasado 22 de abril.

De acuerdo con el instituto, el gasto total para la organización, producción y realización del debate fue de 10.9 mdp, más 16 por ciento del Impuesto al Valor Agregado (IVA).

Los principales rubros en los que el instituto comprometió gastos son servicio de grabación por poco más de 2 mdp; y logística, atención de asistentes y medios de comunicación por 10 mdp.

El pago a los moderadores Azucena Uresti y Sergio Sarmiento costó al instituto 243 mdp. La periodista Denise Maerker declinó a su pago, mientras que el INE notificó que Uresti también renunció a su pago.

El INE informó que el costo del debate representó 1.11 pesos por cada una de las 11.4 millones de personas mayores de 18 años que vieron el debate en medios tradicionales, y 1.70 pesos por cada que uno de los 7.1 millones de personas que vieron el debate a través de internet.

Estos datos nos deben hacer pensar acerca de la seriedad que debemos exigir a quienes quieren ser el presidente de la República, seriedad en sus propuestas, en sus declaraciones, formalidad, rectitud, respeto al electorado, porque además hay otras cifras que también se deben tomar en cuenta y que surgen después, cuando ya inició el mandato: delincuencia, pobreza, atracos al erario público, el costo de la canasta básica, el encarecimiento de la vida, entre muchas otras cuestiones.

Por eso debemos y merecemos escoger a la mejor persona, al más capaz y a quien nos ayude a mejorar nuestras condiciones de vida, y no que piensen en mejorar las condiciones de su vida, necesitamos estar seguros de que esa persona realmente se encuentra entre los aspirantes situación que abarca, claro, a los demás puestos de elección popular, fuera de toda estrategia para retener el poder.

En fin, la decisión final está a la vuelta de la esquina y esperemos que todo sea por el bien de México y los mexicanos.

Retroalimenta: malo_en@hotmail.com

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