*Ana Lilia Rivera Rivera

A pesar de las reticencias, de las inercias y de los nostálgicos del pasado, que extrañan la corrupción y la impunidad, el proyecto en el que tengo el honor de participar está rindiendo frutos.

La semana pasada, los senadores comprometidos con el bienestar de la gente, con el crecimiento de nuestro país y con la erradicación de todo tipo de corrupción, aprobamos una serie de propuestas que redundarán en numerosos beneficios.

Desde la presidencia de la Comisión de Estudios Legislativos, Segunda, que tengo el honor de presidir, tuve la oportunidad de sacar adelante una serie de propuestas que van a redundar en el mejoramiento de la calidad de vida de la población.

Como lamentablemente sabemos, las fallidas estrategias que se implementaron durante el periodo neoliberal, propiciaron el crecimiento desmesurado del crimen organizado. Con la complicidad y el contubernio de altos mandos policiacos, grupos de criminales tuvieron protección en las más altas esferas de poder, como ahora mismo se ventila en cortes federales de Estados Unidos.

Para combatir a la delincuencia organizada y recuperar la paz se debe seguir una estrategia diferente a la del garrote, a la que fueron tan afectos durante las pasadas administraciones federales. Es muy claro que un incendio no se puede apagar arrojando gasolina la fuego.

Por eso se debe poner freno a la actividad de esas bandas criminales, y para eso es necesario cerrarles la llave del dinero. Se requiere atacar sus esquemas de financiamiento. Y emparejado con ese asunto, hay que ponerle un alto al tráfico ilegal de armas.

La semana anterior, en el Senado realizamos modificaciones a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, al Código Penal Federal y a la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, para que se sancione con prisión preventiva oficiosa a quienes porten armas exclusivas del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea.

Sólo con la convergencia de estas acciones vamos a garantizar un país en paz y la tranquilidad para todos nosotros.

En esta línea de cambios históricos, la semana pasada también aprobamos modificaciones a la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público, para que el Ejecutivo federal pueda adquirir vacunas, medicamentos e insumos para garantizar el acceso a la salud para todos los mexicanos.

Esta modificación a la ley ya tiene sus primeros frutos. Este viernes, el gobierno de México firmó un convenio para que la ONU ayude en el proceso de licitación internacional para la compra de esos productos médicos.

Con esa reforma, desde el Senado de la República ayudamos a romper con los circuitos de la corrupción que tienen secuestrada a la salud de los mexicanos. Ahora estaremos en mejores condiciones para hacer frente a la contingencia sanitaria ocasionada por la COVID-19, ya que a través de la compra consolidada de vacunas y medicinas se mejorarán los servicios de salud, a lo que se agregará el afianzamiento del Instituto de Salud para el Bienestar.

Nunca más vamos a permitir que haya desabasto de medicinas ni que se dé agua destilada en los tratamientos para niños con cáncer.

Lamentablemente, de todo eso es de lo que tienen nostalgia aquellos que ya tuvieron la oportunidad de servir a la nación y fracasaron de manera estrepitosa.

*Senadora de la República

 

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