José Miguel C. Núñez Núñez

 

“Aquellos que corrompen la mente pública

son tan malvados

como aquellos que roban del bolsillo público”.

Adlai Stevenson.

El ser humano conoce la corrupción desde sus inicios. Por ello se tuvieron que realizar acuerdos o pactos para establecer principios de respeto mutuos y obviamente quién o quiénes no cumplían, eran castigados.

El decálogo bíblico es una síntesis de los actos de corrupción que el ser humano no debe cometer, destacando para los efectos que nos ocupan: No Matar, No Robar, No Mentir.

“Un viejo papiro, fechado en época ramesida, hacia el año 1000 antes de nuestra era, nos da el primer ejemplo de la historia. Un funcionario, de nombre Paser, se ve envuelto en una oscura trama en la cual la corrupción es el elemento más característico. Han pasado más de tres mil años desde aquello y aun siendo el primer registro histórico, no tiene por qué ser realmente el primero de todos. En el siglo IV antes de Cristo, el griego Demóstenes fue acusado de quedarse con parte del tesoro acumulado en honor de Alejandro Magno. En la Roma republicana e imperial, los casos que nos han transmitido los autores clásicos son innumerables” (NACHO ARES)

En México, la corrupción ha sido el símbolo del poder desde la época prehispánica, existiendo penas para los que cobraban impuestos de más o para los jueces que recibían sobornos. En igual forma, se llegaron a cometer asesinatos, por los mismos motivos. No se pierda de vista que en esos tiempos no había Neoliberalismo.

El tema es que la corrupción no solo es una cuestión económica, tiene que ver con conductas, comportamientos y actitudes, como la humillación, la discriminación, el engaño, la calumnia, la hipocresía, el asesinato y desde luego, el robo, la defraudación, el secuestro y la extorsión. Luego entonces, la corrupción es todo acto que causa daño físico, moral o patrimonial.

En este contexto se explica porque hay mayor pobreza e injusticia social, donde domina la corrupción. Si queremos que haya progreso, desarrollo, crecimiento económico, mayor número de empleos y mejor pagados, abatiendo así la pobreza y la injusticia social, tiene que disminuir la corrupción.

En igual sentido, donde está más extendida y consolidada la democracia, hay menor corrupción. En cambio, donde el poder público se concentra en una sola persona o en un partido político, la corrupción se incrementa. En suma, donde dominan el monopolio político y los monopolios económicos, son los espacios donde domina la corrupción.

El caso Lozoya, no es el primero que se presenta en contra de un director de Pemex. Jorge Díaz Serrano, estuvo cinco años en la cárcel; Rogelio Montemayor (caso “Pemexgate”, por financiar la campaña de Francisco Labastida), fue detenido y preso en Estados Unidos; Raúl Muñoz Leos, directores de subsidiarias de Pemex y funcionarios de menor rango, fueron denunciados en su momento.

Los asuntos judiciales de Lozoya y de Rosario Robles, iniciaron durante la administración de Peña Nieto. El tema, me lleva a recordar el “affaire” René Bejarano, en ese entonces, secretario particular del hoy presidente y que era en ese momento, jefe de gobierno de la ciudad de México. A pesar de ser evidente el acto de corrupción sucedido, no pasó nada, incluso lograron manejarlo mediáticamente como víctima y hoy mismo, Nassón Joaquín García, líder de la Luz del Mundo, a quien le fueron rendidos todos los honores en Bellas Artes, tampoco pasó nada, por la autorización del recinto, pero no solo es eso, ¿qué hay de los vínculos electorales con el hoy procesado en Estados Unidos?

Ya lo hemos apuntado aquí. Si de verdad se quiere combatir la corrupción, hay que hacer las reformas necesarias en el marco jurídico penal para evitar la impunidad. La mamá de John Ackerman, Susan Rose Ackerman, lo dijo aquí en México: La corrupción “… depende de las instituciones y leyes bajo las cuales operan funcionarios públicos, empresas y ciudadanía… Altos niveles de corrupción limitan la inversión y el desarrollo y conducen a un gobierno ineficaz… La corrupción crea ineficacia y desigualdades económicas…” (Comunicado Nº 108 de la Secretaría de la Función Pública. 10.10.2019) “… el combate a la corrupción mediante reformas institucionales e instauración de estructuras de gobierno más transparentes, susceptibles de ser monitorizadas por la opinión pública y los medios…” (

Expansión. 9.10.2019). ¿Susan R. Ackerman, habrá sabido ya, que dijeron su hijo y su nuera, de los medios de comunicación?

 

 

 

 

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