Rosalia Nalleli Pérez Estrada

Rosalia_na@hotmail.com

20 años son una eternidad para el soñador universitario que tiene una vida y le emociona el futuro. 20 años son un suspiro para quien ya lucha a diario contra la gravedad y cuenta los años en forma regresiva, con la Ilusión y la añoranza de seguir todo recordando. Son, digamos así, los años en los que puede pasar de todo y a la vez nada, dependiendo de los logros ya cumplidos. Los primeros 20 del humano parecen una eternidad llena de inseguridades y de sueños. Los siguientes 20 pasan volando entre la profesión, la familia y las obligaciones y sin tiempo de analizarlos. Pero en los siguientes 20,  se empieza a ver hacia atrás con más frecuencia, no por añorar el pasado, sino cuando se nota que las rodillas duelen, los pasos se vuelven lentos, la memoria falla y la piel y el cabello cambian de color. Además, es cuando se empieza a contar más los años,  a pensar en el retiro,  a ver cómo están los ahorros. Es ese tiempo en el que se intenta medir las fuerzas y a contar las ilusiones y a perdonar los desengaños, de modo que parezca que todo lo vivido fue un sueño y apenas se viene despertando.

Después de haber vivido 3 veces la misma experiencia de festejar 20 años más de vida,  se llega a esa edad en la que se acaba para siempre el miedo al vacío, al ridículo, a la burla social y se empieza a vivir como realidad lo que se hace y se dice y se acepta que la eternidad es solo un sueño. Además, se acaba el miedo del puberto que camina vacilante hacia un futuro incierto, con movimientos torpes llenos de inseguridad  incluso  hasta del cómo se mueve al bailar.

La vida pareciera que se inicia a diario y se olvidan los rencores de antaño. Se olvida también esa carrera frenética desenfrenada que se hace de pequeño, cuando se corría sin ver si en frente había una puerta, un carro o un vidrio y se empiezan a cuidar más los pasos.

Es el momento de recordar el camino recorrido, a los que estuvieron a tu lado y también a todos los que ya se fueron para siempre, porque sus obligaciones o la muerte los alejaron de tí y descansan para siempre en el rincón de los recuerdos, guardando sus sueños y sus miedos pero ya sin sentirlos y sin notar que un dia desperdiciaron todo a su paso.

Justo es el momento de abrazar más lo que se tiene, vida, tiempo, familia y amigos; pero sin dejar de corretear el liderazgo, la trascendencia, la admiración ya que la experiencia se requiere para albergar más gente en tu regazo.

Nunca una vida será suficiente para nadie, pero es obligación del joven estudiante saber que un ilusionado inhala sueños y exhala resultados y que con el paso del tiempo, el miedo se irá para siempre de su vida y cada respiro con la educación,  logrará en él un clímax y  la satisfacción de haber todo disfrutado.

Rosalía Nalleli Pérez-Estrada. Directora de Universidad Santander, Campus Tlaxcala. Profesora por asignatura, de la Universidad Politécnica de Tlaxcala y en coordinación del Departamento de idiomas de la misma universidad. Investigadora invitada por CIFE y Fundadora de la Sociedad Anónima Madison School Come to be the Best, desde 1999.

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