Juan Fernando Espino Rubio

Fue hace prácticamente un año cuando egresé de la licenciatura en derecho por la Universidad Iberoamericana Puebla, cuyo programa de intercambios me permitió cursar un año en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), de Guadalajara, Jalisco. Sin embargo, no dejé por completo el ámbito universitario, pues aprovechando que la pandemia obligó a cerrar las más diversas actividades, lo cual me dificultaba conseguir mi primer empleo como abogado, aunado al hecho que aún no recibía mi cédula profesional, decidí que sería buena idea estudiar algún posgrado, fue de esta manera que comencé la Maestría en Derecho Constitucional y Procesal Constitucional en la Universidad Autónoma de Tlaxcala.

Considero que el hecho de contar con la breve experiencia académica que he comentado con anterioridad, la cual me ha permitido conocer la educación privada, pero también pública, aunado al hecho de conocer abogadas y abogados en formación, pertenecientes a distintos estados de la República, me brinda la oportunidad de realizar una pequeña reflexión en torno a la enseñanza del derecho en las universidades. Lo anterior, me pareció una buena idea, tomando en cuenta que el pasado lunes 12 de julio, se celebró el día del abogado, fecha que sin duda alguna motiva a todos aquellos que están estudiando la licenciatura en derecho o algún posgrado en las distintas instituciones de educación superior del país.

Lo negativo

Quiero comenzar hablando acerca de aquellas cuestiones que me desagradaron de la enseñanza del derecho. En primer lugar, me parece vergonzoso que en varias de las instituciones del país (muchas de las cuales se encuentran posicionadas en los mejores lugares a nivel nacional de acuerdo con distintos rankings) existan catedráticos que se caracterizan por incumplir sus obligaciones, ausentándose a clases. De igual manera, hay maestros que no tienen a sus alumnos como prioridad, pues se muestran soberbios y poco accesibles ante las dudas que estos presentan. Es bastante que estas dos situaciones perjudican demasiado a los estudiantes.

Sin duda alguna, una de las cosas que me parecieron más molestas durante la licenciatura, fue escuchar en repetidas ocasiones la frase “afuera todo es diferente”, con la cual los catedráticos parecen minimizar el conocimiento adquirido en el aula de clases, por considerarlo inútil en lo que denominan “la vida diaria”, situación que hasta la fecha hace preguntarme; ¿por qué no encontrar la manera de generar una enseñanza del derecho más práctica en los distintos centros universitarios?, porque si bien es cierto los alumnos pueden comenzar adquiriendo experiencia como “pasantes”, la realidad es que las instituciones educativas deberían ser capaces de idear los mecanismos necesarios para llevar a cabo la enseñanza de un conocimiento que resulte empírico. Además, el problema de las pasantías en muchos de los casos, es que el alumno termina perdiendo más de lo que gana, pues las actividades realizadas por los jóvenes suelen ser administrativas y poco relacionadas con el derecho, así como también deben invertir tiempo y dinero, pues en muchos de los casos no reciben remuneración alguna.

Una situación constante, que he logrado percibir en distintas universidades, es que desafortunadamente abundan los profesores que son incapaces de reprobar a los alumnos, incluso si estos muestran un desinterés total de la materia, siendo groseros, reprobando las evaluaciones parciales y ausentándose a varias de las clases a lo largo de los periodos académicos. El día de mañana, estos alumnos tendrán en sus manos cuestiones tan relevantes como la defensa de trabajadores frente a los abusos de sus patrones; de víctimas o imputados en un proceso penal; asuntos en los cuales las personas se juegan su patrimonio; o algo que es bastante preocupante, las riendas de un municipio, alguna entidad federativa o la representación de los intereses de la ciudadanía en el Congreso. Por lo tanto, considero necesario aplicar de manera objetiva los mecanismos de evaluación, con la finalidad de que los jóvenes adquieran responsabilidad y disciplina.

Otro tema preocupante, al que desafortunadamente no se le ha podido dar una solución, y que incluso ha quedado documentado ahora que hay clases a distancia, es el acoso y los comentarios ofensivos con razón de género que distintas amigas y compañeras han sufrido por parte de catedráticos u otros compañeros.

Finalmente, es común encontrar maestros que desafortunadamente no actualizan sus conocimientos, e incluso omiten la preparación de sus clases, las cuales suelen derivar en monólogos interminables en los que el estudiante se acaba enterando de la vida privada del profesor, situación que indudablemente impide que los alumnos desarrollen sus habilidades de manera adecuada.

Lo positivo

Hablar de las situaciones positivas que he visto o escuchado acerca de la enseñanza del derecho, es sin duda alguna, mi parte favorita, porque si bien es cierto existen áreas de oportunidad en las cuales se puede mejorar, también se pueden encontrar algunas situaciones favorables para los estudiantes, las cuales deben ser señaladas y reconocidas.

Afortunadamente, he tenido la oportunidad de conocer grandes profesores, a los cuales denomino así, no solo por la envidiable experiencia académica y laboral que detentan, producto de varios años de esfuerzo, sino también por su irremplazable calidad humana. En consonancia con lo anterior, he podido encontrar maestros responsables y comprometidos con la enseñanza del derecho, pues los mismos son conscientes de la necesidad de actualizarse frente a los cambios constantes que presenta el derecho, lo anterior, con la finalidad de generar un conocimiento de calidad para sus alumnos.

 

Me agradó ser alumno de profesores que han dedicado buena parte de su vida a impartir clases con la esperanza de que sus discípulos entiendan la necesidad de conocer, y posteriormente tratar de generar un cambio en las problemáticas y carencias que enfrenta la sociedad. Agradezco también haber conocido enseñantes que gozan de gran prestigio en diversas instituciones del país, medalla que se han ganado producto de la preparación, profesionalismo, carisma, pero sobre todo por el respeto y la empatía profesada hacia sus alumnos.

Aplaudo que al menos en las tres instituciones en las cuales he podido cursar estudios jurídicos, existan cada vez más materias de las denominadas como “tronco común”, pues las mismas permiten conocer acerca de otras áreas de conocimiento, pero también interactuar con personas de formación académica distinta. Lo estudiantes de derecho, deben ser conscientes que como futuros abogados, no pueden ignorar que probablemente, gran parte de su vida profesional se desarrollará con profesionistas pertenecientes a diversas ramas del conocimiento y no solo del derecho, razón por la cual deben adquirir habilidades comunicativas hacia los mismos.

Para cerrar

El año pasado, la carrera de Derecho fue la segunda más demandada en el país, esto implica que en la actualidad, un gran número de jóvenes se encuentran en el aula de clases (seguramente virtual) presenciando situaciones como las que he descrito con anterioridad, e incluso, viviendo otras. En este sentido, es necesario que las universidades y los alumnos adquieran el compromiso de enfrentar las problemáticas que he mencionado, con la finalidad de formar juristas cada vez más preparados y conscientes de su realidad.

Se debe propiciar la contratación de catedráticos con  perfiles idóneos para estar al frente de un aula de clases, así como impulsar la actualización de los ya presentes e idear los mecanismos para hacer de la enseñanza del Derecho una cuestión práctica sin descuidar el ámbito doctrinal (hay instituciones en las cuales ya se están desarrollando juicios virtuales), debido a que aún cuando muchos “catedráticos” minimizan la importancia de este último punto, en realidad es toral para la formación del abogado, porque le permite tener una base de la ciencia jurídica y al mismo tiempo ampliar su panorama.

Las universidades y los alumnos tenemos mucho por hacer con la finalidad de erradicar la discriminación, motivada principalmente por razón de género, nivel adquisitivo y lugar de origen. Finalmente, los alumnos debemos comprender la importancia de actualizarnos constantemente, debido a que la carrera de Derecho es bastante cambiante producto de su estrecha relación con el devenir social.

Jfernandoesru22@live.com.mx

Twitter: @JUANFERESPINO

 

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