Recorrer los poblados de la montaña de Hidalgo representa no sólo la oportunidad de un contacto con la naturaleza y los hermosos parajes naturales en esa zona, sino además, y con demanda creciente, adquirir alimentos elaborados artesanalmente y con ingredientes naturales de la región.
En la Semana Santa se duplican las ventas de rompope artesanal de huevo, piñón, almendras, nuez, envinado, entre muchos sabores más, que se preparan en el taller de Juanita “N”, en el Pueblo Mágico de Huasca, en donde parada obligada en su viaje, de turistas y visitantes, es para en este sitio para abastecerse de rompope, vinos de frutas, dulces típicos y las más variadas salsas picantes.
“Para la semana santa nos preparamos desde enero, pues las ventas se duplican; tenemos clientes que tienen años visitándonos, y que nos recomiendan en sus círculos sociales”, comenta Juanita.
Quienes llegan a ese poblado no dejan tampoco de adquirir los frutos envasados, mermeladas y ates, elaborados con productos locales, que se ofrecen tanto en el comercio establecido como por quienes caminan con su mercancía en grandes canastos.
Frutas frescas y envasadas que se ofrecen también a quienes visitan Omitlán, en donde se venden lo mismo duraznos, peras y frutos secos, que los vinos, mermeladas, jales, ates y dulces típicos elaborados a base del cahuiche, el fruto característico de ese municipio.
Visitar el municipio de Atotonilco El Grande supone una parada obligatoria por alguna de sus panaderías, para comprar las gigantescas piezas de pan dulce tradicional de ese municipio, tanto de variedades tradicionales como las conchas de vainilla y chocolate, como las “tortugas”, con sus cubiertas de azúcar y frutos secos; los enormes cocoles rellenos de queso, el pan de nata, etcétera.
En Real del Monte no todo es pastes; quienes dirigen sus pasos a este Pueblo Mágico encuentran también frutos envasados, nata fresca, galletas artesanales de nata, pan de piloncillo, galletas de mantequilla y mucho más.
El también Pueblo Mágico de El Chico, ofrece, además de la oportunidad de ingresar a sus huertos de frutas y cortar lo mismo manzanas que peras o perones, llevar estos frutos preparados en ates, jaleas, mermeladas, vinos o envasados en enormes frascos, listos para servir.
Se multiplica, en estos días, la venta, además, de fresas con crema, de moras silvestres, duraznos criollos y pequeñas y muy dulces manzanas “de San Juan”, además de frutos secos como nueces, piñones, cacahuates asados, avellanas y piñones.
Los visitantes y turistas se abastecen de palanquetas de nuez, piñón y cacahuate; de dulce de tamarindo enchilado o con azúcar, de nueces y cacahuates garapiñados, de palanquetas de amaranto con miel de abeja y frutos secos, entre muchos otros dulces típicos de esa región montañosa.