Todo parece indicar que el gobierno estatal decidió tomar el toro por los cuernos y avanzar en un terreno escabroso, difícil y sin resultados ostentosos: atender una deuda pública que suma más de 15 mil millones de pesos que en 2018 costó 750 millones de pesos en pago de intereses, y de la cual en más de 15 años sólo se han pagado intereses y ni un peso a capital.

Se busca frenar, así, la bola de nieve en que se convierten los créditos que otorga la banca comercial no sólo a las instituciones gubernamentales sino a todos aquellos que un día resolvimos necesidades, problemas o gustos, “con el poder de nuestra firma” y por causas diversas caímos en demoras y de los 20 mil pesos que pedimos hoy hemos pagado en doble en intereses y seguimos debiendo la misma suma.

Tiene Hidalgo más de 15 años acumulando deuda pública que hoy en día pareciera impagable y que, tan solo en el pago de réditos, de intereses, absorberá este año más de 800 millones de pesos que, dinero que sin deuda, permitiría construir por lo menos tres o cuatro distribuidores viales que tanta falta hacen en cruces viales en Pachuca.

Se trata de dos tipos de deuda: la primera, por cinco mil 164 millones de pesos, reconocida por la Secretaría de Hacienda, que fue contratada con bancos privados para compra de terrenos para la refinería, para la BMW, para atender catástrofes naturales y hasta para entrarle a la aventura, fallida, de participar en la Bolsa Mexicana de Valores.

La segunda deuda, de 10 mil millones de pesos, corresponde a pasivos arrastrados también por la administración con proveedores y, ¡ojo!, por créditos fiscales –multas-, que han sido aplicadas a instituciones de la entidad por “olvidar”, por ejemplo, enterar a Hacienda el Impuesto Sobre la Renta de su burocracia.

Ante esta situación, y como cualquier hijo de vecino –es decir, usted y yo-, ahora el gobierno estatal busca renegociar la deuda de cinco mil millones de pesos subastándola al mejor postor, es decir, al banco que ofrezca la mejor tasa de interés.

Algo así como el que usted o yo aprovechemos las ofertas que nos llueven de bancos, de “atraer” las deudas que tenemos con otros bancos, casas de préstamos o casas comerciales, juntarlas en una sola y fijarle una tasa de interés “competitiva”. Bueno, al menos así ya sabemos cuánto hay que pagar cada mes, sin andar del tingo al tango pagando y hasta quedando mal… lo que repercute en más intereses y mayor deuda.

Pedirá entonces el gobierno estatal al Congreso del Estado que se le autorice lanzar una convocatoria a las instituciones bancarias para ver quién da más –en este caso, quien cobra menos tasa de interés-, y mudar sus adeudos al mejor postor.

No se trata de nada nuevo, en realidad; el gobierno de Fayad Meneses ya reestructuró las deudas contraídas para la compra de terrenos para la refinería y la BMW –que luego adquirió Modelo-, sin embargo quiere hacerlo con la totalidad de los empréstitos.

Pero además se propone el gobierno estatal pagar el capital de la deuda de 287 millones de pesos contraída hace 10 años para atender la emergencia causada por el huracán Ingrid. Esto significará que se dejarán de pagar intereses por la misma.

No cabe duda que Omar Fayad se a propuesto disminuir deuda pública y, por ende, pago de intereses de la misma, pues ello resulta tan importante como atraer inversiones al estado, para tener salud financiara.

Es encomiable, sobre todo, que estas cifras se manejen ahora con total transparencia, que no se oculten a los hidalguenses, pues finalmente somos nosotros los que con el pago de nuestros impuestos tenemos que cubrir estas deudas –en lugar de que los recursos se destinen a infraestructura o programas sociales-, las que sin pago de capital, son una negra herencia para los hijos, nietos y biznietos.

 

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