En los festejos del Día de la Madre y Día del Padre no hay equidad de género. Las historias de mujeres que con enormes esfuerzos han sacado adelante a los hijos, en el apoyo del padre, han terminado por opacar las historias de padres siempre presentes en la familia como guía y sostén económico o parte del mismo. “Nunca ha sido ni será lo mismo festejar a la madre que al padre”, afirma con resignación Esteban Morales Segovia, vecino del sur de Pachuca.

Contrario al pasado 10 de mayo, cuando el día inició con las notas musicales de “Mi Madre”, de Denisse de Kalafe, este domingo no se escucharon las notas de “Mi Viejo”, ese poema de José Tcherkaski musicalizado por el cantante Piero e interpretado por cantantes nacionales y extranjeros.

Casado desde hace 35 años –entonces, con apenas 19 años de edad-, Esteban ha trabajado intensamente, “10, 12 horas diarias, a veces los siete días de la semana”, para sacar adelante a su familia, su orgullo: dos hijas hoy laboralmente exitosas y madres de sus dos nietos.

Igual fue conmigo, lo reconozco. El Día  de la Madre llegaba a la casa paterna con flores, un kilo de barbacoa, refrescos y un regalo para mi mamá, ya fuera un refri nuevo o un suéter, según la situación económica. Para mi papá, que me puso el ejemplo de trabajar como burro, un abrazo y una camisa, un pantalón, algo sencillo, y a veces, nada”, recuerda Esteban.

La diferencia entre festejar a mamá o a papá se hace más evidente en el comercio, en el sector restaurantero.  El Día de la Madre las ventas llegan a elevarse hasta en 50, 80 por ciento; en el Día del Padre, entre un 10 y un 15 por ciento. Cifras similares manejan los restaurantes, de acuerdo a las cámaras empresariales.

En el hogar de Alicia del Ángel hoy se festeja en grande… al que ya no está.

Tuve un excelente marido, un excelente padre, pero ya tenemos tres años sin él”, recuerda Alicia, quien sin embargo siempre ofreció una comida para Víctor en el Día del Padre, y este domingo volvió a prepararla.

Vamos a reunirnos mis hijas, mis yernos, mis nietos e iremos al cementerio a visitarlo. Ahí comeremos lo que tanto le gustaba: espagueti a los cuatro quesos y pescado a la veracruzana; le llevaremos flores y le recordaremos.

Acepta, sin embargo, que este ritual de conmemoración es impulsado por ella. “Y ya saben mis hijas, cuidadito  y me fallen… ¡fue un padre excelente! Y eso que nos casamos el de 16 y yo de 15 años.

Pero en muchos hogares la figura paterna se ha desdibujado hasta casi desaparecer. “Nos dejó para irse a Estados Unidos a trabajar, algunos años me mandó dinero pero mis hijos crecieron, se casaron y no volvimos a saber de él… yo creo que por allá hizo otra familia”, comparte Estela Mendoza Baños.

Los tres hijos de Estela solo recuerdan al padre por las fotos que hay en un viejo álbum. Para ellos, contrario al  10 de Mayo, el Día del Padre no hay nada para celebrar.

Malos padres, como también hay casos de malas madres, siempre ha habido, pero sin duda uno como ser humano siente un amor muy especial por la madre. Eso lo comprendo y respeto”, asegura Esteban, quien este domingo esperaba reunirse con su esposa, hijas, yerno e nietos a almorzar, “porque a las tres me voy a ver a mi mamá… nunca dejo de visitarla los domingos, aunque sea un rato.