2020, siglo XXI y la sociedad se comporta como en épocas de la inquisición (aquí escoja la que guste:  la española, la alemana, la norteamericana…); la cosa es que ante una amenaza mundial de salud todos tenemos a quién culpar.

No podemos entender que las pestes son ciclos naturales de este planeta, y tal vez de otros, eso no lo sabemos. Es culpa de alguien que un patógeno desconocido amenace a la humanidad. Para los veganos es una justicia divina para castigar a los carnívoros, para los homófobos es la ira divina por sus prácticas sexuales antinaturales. La cosa es que todos tenemos un fin y un motivo para que el coronavirus sirva de verdugo a nuestras más bajas pasiones genocidas.

Las iglesias, los xenófobos, los asiáticos ahora son los responsables de la peste actual y viven más discriminación por cómo se ven que por quienes sean, digo, cuantas personas de Wuhan podemos reconocer por las calles.

Qué bajos somos los seres sociales de la actualidad. Entiendo que el miedo de perder la vida saque lo más animal de cada uno, pero que saque la bajeza de nuestras intenciones más ulteriores no puede ser. Por lo menos por interés frenen sus ansias de matarnos unos a otros usando un virus del que no sabemos prácticamente nada.

Esta plaga, que si bien no acabará con la humanidad, acabará con economías enteras. Si un paro de mujeres costó al país entre 37 y 40 mil millones de pesos, una cuarentena de un mes, mínimo, de toda la población ¿cuánto costará?

Éramos muchos y parió la abuela. No solo nos pegará a todos en el bolsillo, encima tiene que ser motivo de discursos de odio para llevar botín político o social a las causas más despreciables. No, me niego en creer que la naturaleza se esté vengando porque la maltratamos, me niego a creer que algo tan perfecto como el universo tenga una agenda contra seres tan menores como los humanos. Y mucho menos cobrando las vidas de los más vulnerables que son la tercera edad.

En México estamos atados de manos, si el Estado no responde a la altura, como fue el haber permitido que el Vive Latino se llevara a cabo el fin de semana pasado y cuyo foco de contagio puede llegar a representar más de 7000 casos en CDMX, no solo los organizadores y las autoridades mostraron una mezquindad absoluta, sino los asistentes, qué ganas de ponerse y poner en riesgo a todos a su alrededor.

Una semana más tarde y con empresas menos poderosas, todos los eventos serán cancelados. Los negocios, escuelas, universidades, museos, todos los centros de reunión van a estar cerrados. ¿Dónde están los apoyos económicos que tendría que tener el gobierno ante una pérdida de ingreso masivo por un mes de sus ciudadanos? ¿Porque no mejor piden que el gobierno condene impuestos y candados de recaudación que no vamos a poder cumplir sin un mes de funciones al año en vez de andar buscando chinos que linchar o carnívoros que contagiar?

Como si el patógeno vaya a respetar la voluntad del Vive Latino o los actos masivos del presidente antes de que se quede un mes sin giras ni actividad pública. Ojalá la cuarentena le sirva para ponerse en su oficina a ordenar los pendientes de los primeros 15 meses de su administración y todavía más, que sus protocolos sean tan eficaces que estemos hablando de solo un mes de inactividad.

El coronavirus sí es una plaga, pero es una plaga que si algún tipo de justicia viene a hacer castigando a alguien es a la banca usurera y mundial. No a los pequeños humanos que nos sentimos tan importantes.