El actor Pablo Astiazarán participa de la temporada de teatro virtual denominada “Veinte años”, obra que en tiempos de pandemia y contingencia sanitaria, les ha planteado una reinvención en la forma de hacer teatro, que considera un tanto cuanto bizarra, pues no hay el conocimiento físico de los participantes ni tampoco el contacto con la reacción del público, lo que está siendo algo extraño y nuevo por definir, pero que es una herramienta con la cual la dramaturgia busca que no se frene la creatividad.
Comparte que la idea surge justamente de hacer teatro, pues se plantean el cuestionamiento de cómo seguir creando contenidos, cómo seguir en activo y cómo poder hacer que la creatividad no se detenga, “Tercera Llamada, que es como un colectivo, es gente de teatro, ellos producen y dirigen, y ellos me invitaron a mí, junto con otros actores a formar parte de una de las obras que ellos están haciendo, en este caso se llama “Veinte años”, que como funciona es que ellos literalmente le dicen a un dramaturgo ‘por favor escribe algo, corto, que se pueda hacer vía zoom”.
Pablo explicó que luego contactan a un director, luego a los actores y luego ya se hace toda la escenificación, “los ensayos son como te los imaginas, cada quien en su casa, vía zoom el director da notas a través de esta aplicación, y todo lo que te puedes imaginar. Yo no conozco físicamente al director ni al otro actor con el que estoy ni al dramaturgo, entonces es una cosa muy bizarra pero que no frena esta creatividad”.
“En mi punto de vista, esto no es teatro, porque el teatro es un diálogo constante entre el espectador y el actor. Y a pesar de que aquí se hace en vivo y sí hay un espectador y está aquí en vivo, el actor no lo siente nada. Yo no sé, yo no siento ni la risa, ni la tos, ni el silencio ni nada, entonces yo creo que es cualquier cosa, pero no es teatro, es un hibrido, es una cosa nueva que no existía y dadas las circunstancias de ahora se creó”.
Considera que esta nueva forma de hacer una escenificación no va a reemplazar el teatro de ninguna manera, pues ahorita está pausado dadas las circunstancias, “y cuando esto regrese de una manera más o menos parecida a la anterior, regresará como siempre lo ha hecho”.
La obra “Veinte años” aborda la trama de tres personas, una pareja y otra persona, donde la pareja vive junta, son actores y se van a poner a empezar a ensayar una obra de teatro. Ella le da a él una noticia terrible, justo antes de empezar a ensayar y empiezan una discusión magnífica, nada más que el otro actor, el que está en su casa, solo, no se entera de qué está pasando.
“Lo que el espectador ve son dos personas desgañitándose, sin escuchar que es lo que está pasando, pues ella le puso el famosísimo mute al zoom y nada más lo escuchan a él y luego escuchan otra cosa, y para mí el tema de la obra es justo que estamos encerrados 24 por 7 y estamos más desconectados que nunca. Tenemos todas las medidas posibles para comunicarnos, a cualquier hora, Face Live, Zoom, Whatsapp, lo que sea, pero estamos justamente menos en contacto con el otro que jamás”.
Así que Pablo reflexiona y menciona que teniendo toda ahora para comunicarse, estamos menos en contacto que nunca.
Refiere que antes de la pandemia hizo la serie Amarres para el canal Space, y terminando esta situación, tiene en puerta el rodaje de otras dos más, de las que aún no puede adelantar mucho, pues no se lo permiten. No obstante, espera que muy pronto pueda aparecer en pantalla Amarres, aunque la pandemia vino a alterar absolutamente todo y a todos.
En Amarres, Pablo Astiazarán da vida a un bailarín, que es hermano de una familia que la está pasando muy mal, “y él representa los fantasmas del pasado de esa familia, es una serie que a mí me gusta muchísimo, espero poder verla pronto”.
El actor también comparte su experiencia en su participación en la serie de Bronco, donde encarnó a Erick Garza, músico de la banda que tuvo un desafortunado desenlace, “fue para mí un proyecto muy bonito y muy generoso, porque me enseñó algo de lo cual yo no estaba nada familiarizado, o más bien estaba muy familiarizado sin saber, para mí, descubrí que todo mundo conoce algo de Bronco, pero sencillamente no sabe que lo sabe, todo mundo ha escuchado Sergio El Bailador, todo mundo ha escuchado Con zapatos de Tacón, y como esas, 50 canciones más. Resulta que eso fue producto de no rendirse jamás, de todos los integrantes viniendo desde hasta abajo”.
Indicó que eso para él fue fantástico, pues allá de que sea un personaje, se dio cuenta de que es un estilo de vida no rendirse nunca, “el perseguir tu sueño, aún a pesar de ti mismo, de que cuando tu tiraste la toalla y tu sueño cada vez es más grande, te hace levantarte otra vez. Eso para mí fue descubrir Bronco, y se me hizo padrísimo, y luego conocer a los integrantes de Bronco. Resulta que son generosísimos, que cualquier retrato que nosotros nos hayamos podido hacer de ellos, se quedó corto de lo amables que son. Se nota inmediatamente en sus conciertos que la gente los adora. Eso fue para mí Bronco, fue hermosísimo”.
Refiere que a los integrantes de Bronco les gustó mucho su serie “y curiosamente uno de los comentarios que nos dijo Lupe Esparza fue ‘está padrísima la serie, no es que nosotros estuviéramos tomando en la serie, no tomábamos tanto, no teníamos una cerveza todo el tiempo, porque no teníamos dinero para cervezas’”.
“Para ellos también fue muy bonito, yo me imagino que debe ser algo entre conmovedor y tributo, pero al mismo tiempo duro el recordarte esos momentos en que estabas en el suelo, en que pasaron no pocas penurias”.
Pablo reconoce que el público lo tiene muy ubicado por su participación en Club de Cuervos, “es muy bonito, se siente muy padre, esa serie puso a reír a medio México, y pues nada, era muy divertido el estar con tremendos actores jugando a los idiotas”.
“¡Era padrísimo! porque Club de Cuervos era una serie de futbol, donde lo que menos importa es el futbol, y es una serie en donde todo mundo cree que sabe más que el otro, y nadie sabe nada, ¡nadie sabe nada! Todos son unos idiotas pensando que ellos tienen la razón, entonces están chocando todo el tiempo y eso era padrísimo, el ver la ligereza con la que se hacía, pero al mismo tiempo la seriedad con la que nos lo tomábamos”.
“No te puedo decir la cantidad de días en que estábamos a las 4 de la mañana o 5 de la mañana, en el estadio de Toluca, muriéndonos de frío, deseando poder hacer escenas de futbol lo más rápido posible antes de que nos ganara la luz del sol. Y eran llamados gigantescos y estábamos entregados a eso, era padrísimo. Padrísimo”.
Pablo Astiazarán exhorta a su público, reconoce que la situación actual no acaba, y hay que cuidarnos, “cuidarnos también significa cuidar al otro, y que en la medida en que seamos más responsables, vamos a salir más rápido de esta situación todos juntos y todos bien”.