Por: Bethel García Vargas
Esta enfermedad es fuerte, pero tú eres diez veces más fuerte, no lo olvides y no te rindas, ¡Te vas a recuperar pronto!, Tienes que echarle muchas ganas. Estas son algunas de las frases que durante el tiempo que estuve enferma y posterior a ello he escuchado de diferentes personas, amigos y conocidos.
¿Cuántas veces hemos escuchado en televisión de la recuperación de un paciente sobreviviente de Covid-19? Casi nunca, o un par de veces, personalmente yo no recuerdo haber sabido de cómo un paciente dado de alta y que vuelve a casa cómo es que los familiares, sus cuidadores, lidian con la recuperación de su familiar en casa, pues ahora que me tocó estar de ese lado, se las voy a platicar yo.
A partir de los últimos días de diciembre cuando ya había pasado lo peor de la enfermedad, tuve que ayudar a mi papá a su recuperación pulmonar y física, porque por suerte yo no necesite oxígeno, pero él hasta la fecha se mantiene 24/7 con el tanque de oxígeno.
He visto a varias personas que se han recuperado y que a los días regresan a sus actividades habituales, pero éste no es el caso, debido a que mi papá padece diabetes desde hace más de 10 años y la enfermedad ha sido mucho más complicada de tratar porque no cualquier medicamento se puede usar en pacientes diabéticos.
No les voy a mentir, me alegro bastante de que siendo una persona con una enfermedad crónica y a pesar de todos los obstáculos haya sobrevivido a algo tan feo como lo es el SARS-COV-2, pero los días siguientes me convertí en la única persona que lo atendió, cuidados que iban desde darle de comer durante más de 40 minutos, acostarlo, cambiarlo, distraerlo, darle el medicamento que necesitaba.
En cierta forma los cuidados físicos es algo que se puede esperar que un cuidador realice a un enfermo, lo complicado es cuando el paciente o la persona que se está cuidando entra en depresión y no tiene ganas de moverse, de comer, de hacer lo que sea para salir del malestar que le aqueja.
Especialmente la última semana ha sido complicada, porque debido a las defensas bajas que ocasiona este virus cualquier otra bacteria o virus por leve que sea complica todo el panorama de recuperación y avance que se ha tenido, y desgraciadamente esta semana enfermó nuevamente, pero no como una reinfección, sino algo distinto, que le elevó la fiebre a casi 40 grados, le provocó un ataque de ansiedad y aunado a eso la baja de la saturación de oxígeno, lo cual podía haberle ocasionado una asfixia o algo similar.
La última semana de altibajos en la salud de mi papá me ha hecho pensar que aunque podamos darle palabras de aliento, nos esforcemos por cuidar alimentación, medicamentos y darle ánimos a una persona convaleciente no es suficiente si se encuentra en un estado de depresión, ni tampoco ha sido fácil ver a un ser querido derrotado o con los ánimos bajos no ayudarse para poder pasar la crisis pronto.
Acudan a un médico o busquen ayuda si se sienten que no tienen ganas de hacer nada, de moverse, de comer y solo quieren dormir, no sabemos si eso puede ser solo cansancio o depresión.
Los invito a ser más comprensivos con esas personas que conocemos que son cuidadores de alguna persona, de un familiar, porque no sólo sufren los que tratan de recuperarse, también la persona que está junto a ellos y los trata de sacar adelante, y por favor síganse cuidando, no bajen la guardia, ahora que estamos en rojo nuevamente y los hospitales están a su máxima capacidad tenemos que pensar en nuestra salud y la de nuestra familia.
bethgva@gmail.com