Por: Gleydi Ortiz
Humano X con habilidad de transformarse en cualquier edad y en cualquier género, a veces es Alex de 10 años, a veces es Mónica de 24 años, otras ocasiones es Rodrigo de 37, Nancy de 50, etcétera. En todas sus facetas más de una vez a (ha) dicho dicho:-Hoy no me quiero levantar-. Mil razones pasan por la mente, cansancio laboral, desgaste emocional o simplemente querer disfrutar de sí mismo “echando la huevita”.
Algunos amigos y familiares lo ven mal, así que le dicen: -Mantente positivo y entonces X decide levantarse, sacar algunas prendas de su guarda ropa y una mascarilla sonriente que se pone, ajusta y empieza con sus actividades; a veces es funcional porque termina el día sintiéndose como un ser productivo y feliz, pero en otras ocasiones realmente quisiera decir: -Hoy no me quiero levantar, no me siento mal pero tampoco bien.
Como se narra en la historia ficticia, pero basada en hechos reales, tener positivismo o ahora llamada positividad tóxica puede en ocasiones resultar funcional porque al final del día sucede algo que nos ayuda a aliviar o aligerar esa sensación pero realmente qué pasa con esa sensación. Pues ésta se guarda hasta que se refleja en contracturas, dolores de cabeza y más malestares físicos, eso de manera personal y de manera social repercute en una falsa relación con las otras personas y la creación de sensaciones como vacíos emocionales, soledad, estancamiento, inferioridad e incluso llegar al suicidio.
Si bien mi querido lector no quiero decir que nos pasemos la vida quejándonos de todo o sintiéndonos miserables, pero si tomarnos un tiempo necesario para aquellas mañanas en las que levantarse de la cama es todo un logro, intenta preguntarte: ¿qué es lo que me ocasiona esta sensación? Es válido decir, sólo quiero descansar y que sea un domingo entre semana, disfrutarte y estar en pijama. Pero ojo no hay que hacerlo tan seguido, mi querido lector. Si no se tratase de un ligero descanso y se tratara de alguna emoción que interrumpa constantemente tus actividades sin importar que sea día, tarde, noche, atrévete a usar la máscara que realmente corresponde a ese día, ya sea la de miedo, tristeza, preocupación o alguna otra.
También querido lector si es un amigo quien acude a ti porque le diste la confianza de contarte lo qué pasa, por favor escúchalo y si pide tu opinión dásela, si no es así sólo brinda un abrazo, toca su mano, su espalda o un “chuchuluco” (dulces de cualquier tipo de tamaño). A veces el silencio es el mejor consuelo de un amigo que busca comprensión, a una lengua que juzga.
Por último quiero reafirmar que la salud mental no es una receta de cocina que con ciertos ingredientes te saldrá evidentemente un pastel de felicidad eterna, ese platillo no existe. Pero en ocasiones se saborea con ensaladas de terapia, aderezos de yoga, meditación, deporte, proteínas de hobbies. Atrévete mi querido lector a que si en algún momento “no estás bien” acudir con algún especialista. Locos los que no van.
Recuerda “Esté bien no sentirse bien.”
Conforme el comunicado de prensa de INEGI el 8 de septiembre de 2020, comparte en el año 2018 el total de fallecimientos ocurridos en el país fue 6 mil 710 fueron a causa de lesiones autoinfligidas, una de esas muertes fue de humano X. Descanse en paz.
Tus máscaras continuarán entre la humanidad.
Abrazos al alma.
Fb. Gleydi Ortiz
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