Por: Christian Falcón Olguín

 

Dignatario de la democracia
El sistema de gobierno de una República se encuentra basado en la democracia, que viene acompañada de respetar la libre voluntad de los electores y en ese sentido el presidente Juárez, conocedor de la interpretación de las leyes, supo darle uso en favor de la causa democrática del gobierno establecido, primeramente, cuando en 1858 asumió la Presidencia en derecho de prelación por ser magistrado titular del poder judicial, con lo que estallaría la Guerra de Reforma, posteriormente al finalizar esta legítimamente buscó la elección constitucional para el periodo de 1861-1865, periodo que a partir de la interpretación de la Constitución de 1857 fue extendido por las facultades extraordinarias que le había otorgado el Congreso por estar en medio del conflicto de la guerra contra Francia, y la imposición del Imperio de Fernando Maximiliano de Habsburgo, al concluir este conflicto, en la búsqueda de reelegirse manipuló el voto elector para el periodo de 1867 y 1871, acción que repetiría con cierta oposición del partido liberal para el periodo de 1871-1875 el cual no concluyó, derivado a que fue sorprendido por el padecimiento de angina de pecho en Palacio Nacional, el cual lo llevaría ante el altar de la patria y de los héroes nacionales.
Enemigo del alto clero
El adolescente Juárez estudió en el Seminario de Oaxaca, donde cursó con notas de excelencia las asignaturas propias de una formación sacerdotal, pero como lo expone en su autobiografía “Apuntes para mis hijos”, él sentía rechazo desde ese momento hacia la jerarquía clerical, por considerarlo lejos de su misión de ayuda espiritual y únicamente ser curas de libreto, movidos por la acumulación de bienes a través del dinero, rechazo que vivió de manera permanente y recíproca como estudiante, jurista y servidor público. Pero hay que destacar que Benito Juárez era un anticlerical, más no un enemigo del dogma religioso, ya que se casó y bautizó a sus hijos ante la fe católica, por lo que al adentrase en el trasfondo de la Guerra de Reforma, escenario donde se impulsó un Estado Laico Mexicano, la desamortización de los bienes de la Iglesia, así como la creación del Registro Civil que atendería las actas de nacimiento, matrimonio y defunción que eran trámites exclusivos y de ingresos económicos de la Iglesia, fueron acciones como parte de una guerra política contra el Alto Clero, pero no contra el dogma de fe.
La justa medianía
El ciudadano Benito Juárez, desde la infancia tuvo un intenso deseo de conocimiento y progreso, lo cual desde la infancia lo motivo a dejar su natal Guelatao y a su tío Bernardino para encaminarse a la capital oaxaqueña en la búsqueda de mejores condiciones de vida, constante durante toda su vida, se esforzó por ascender social, académica y políticamente, aunque las condiciones le fueron adversas y no todo fue miel sobre hojuelas, ya que en su etapa como presidente vivió carencias por la itinerantica de su gobierno, a tal grado que los infortunios marcarían su vida familiar, como la ocasión que su esposa, Margarita Maza, sus hijos y su yerno en su exilio de Nueva York durante los años de la intervención francesa y el Imperio de Maximiliano sufrieron tal grado de pobreza que no tuvieron el dinero necesario para cubrir la calidez de leña ante el invierno, lo que provocó que sus hijos José María y el menor José Antonio enfermaran y pocos días después murieran, acontecimientos que marcarían de manera permanente a su familia. Tiempo después, durante su última etapa de gobierno, le fue pagado por la nación de manera retroactiva su sueldo acumulado en la etapa del intervencionismo francés como presidente, lo que hizo que su familia viviera de manera muy digna, adquiriera varias propiedades en la Ciudad de México, carroza personal y vestimenta digna de aristócratas europeos.
Para concluir es necesario comprender que don Benito Juárez y la generación excepcional de liberales que le acompañó a gobernar el país, como Melchor Ocampo, José María Iglesias, Sebastián y Miguel Lerdo de Tejada y Guillermo Prieto, entre muchos otros, lograron bajo su liderazgo afrontar las vicisitudes de una guerra civil e invasiones extranjeras, anteponiendo siempre la defensa de sus ideales liberales que les llevaban a la búsqueda de alcanzar un proyecto de nación que tenía por objeto: el respeto de legalidad y piso parejo ante la ley para todos los mexicanos sin importar su clase social o étnica, la libertad de credo entre la población, así como laicidad en las decisiones o acciones de gobierno, el respeto a la soberanía nacional de la injerencia extranjera que fue la pauta para otros países latinoamericanos, motivo por el cual algunos historiadores definieron el Juarismo como la consolidación de la segunda independencia de nuestra patria.
Pero también hay que tener presente, la comprensión del lado humano de Benito Juárez, ya que no fue infalible en sus decisiones y la fortuna al final le sonreía para alcanzar sus objetivos, también fue una persona que quedó atrapada en su condición humana por querer permanecer en el poder el mayor tiempo posible, aplicando siempre con su conocimiento jurídico e inteligencia los medios para lograrlo, finalmente en su personalidad de igual manera fue alegre, no siempre mantenía su duro rostro, también sabia divertirse y disfrutar de bailar hasta el amanecer o que su calzado se desgastará en la compañía de damas y amigos, mientras que la oscuridad de las penas sufridas por las pérdidas familiares que marcaban lo más profundo de su persona, pesar que se llevaría consigo en las fibras de su piel, hasta el momento en el que fue llevado a su último viaje itinerante hacia la eternidad, teniendo como punto de partida su propio mausoleo del Panteón de San Fernando en la ciudad de México.