Por: Christian Falcón Olguín
En 1915, el novelista y abogado checoslovaco Franz Kafka (1883-1924) escribe su novela corta más importante, “La Metamorfosis” o “La Transformación”, obra con su peculiar narrativa existencialista y el precepto del absurdo desde la fábula literaria.
El argumento del libro inicia una mañana en la que, Gregorio Samsa, prominente comerciante de telas, despierta convertido en un gran insecto, describiéndose asimismo como una repugnante criatura, incapaz de controlar los movimientos de sus múltiples extremidades y con la dificultad para levantarse de la cama o expresar palabra alguna.
Gregorio, impaciente por los minutos que pasan, ya que tiene que tomar el tren para iniciar su jornada laboral para la cual se encuentra incapacitado, por su aterrador aspecto y rasgos, es el sostén económico y del estilo de vida de su familia. El joven comerciante se niega a salir a su encuentro por su apariencia y la incredulidad de su familia por su retraso para alistarse y salir a trabajar se hace presente, llevando a su hermana Grete y su madre, la señora Ana Samsa, a tocar insistentemente la puerta para apurarle.
El estricto jefe de Gregorio, al notar su ausencia en la empresa, decide acudir a su casa y tacharle de irresponsable, pues no tolera las inasistencias en su personal, sin embargo, al llegar a su domicilio, se encuentra la peculiar escena en que Gregorio se limita a responder con breves palabras a quienes se encuentran del otro lado de la puerta de su habitación hasta que, la insistencia para que salga y les dé acceso lleva a que limitadamente, logre abrir la perilla con sus patitas, dejándose ver y conmocionar al instante a los presentes, produciendo que su jefe salga despavorido al tiempo de sentenciarle que se encuentra despedido de su empleo.
Su familia, aterrorizada por lo que atestiguan sus ojos, da paso a la imprudencia, pues su padre reacciona de manera incorrecta lanzándole los objetos a su alcance, hasta que logra golpear e incrustarle en su caparazón una manzana, causándole dolor y resentimiento, motivo para que nuevamente se recluya en su habitación. Ante tal situación Grete, decide por cariño ser la única en entrar en contacto y dar atención a su hermano, ingresando en la lúgubre habitación para apoyarlo, mientras él se rehúsa y se mantiene escondido debajo de un canapé, obligando la escena a que, la joven Samsa observe los destrozos y dificultad en la movilidad de su hermano en aquel cuarto y decide sacar los muebles y despojarle de sus pertenencias innecesarias hasta convertir el lugar en un espacio frio y austero.
El recién desempleo de Gregorio, dificulta al paso de los días, el pago de los gastos de la familia Samsa. Esto, motiva a sus padres y hermana a emplearse lo antes posible y a limitar los gastos y el servicio doméstico, además, rentan una recamara, pero eso sí, ocultan la presencia de Gregorio.
Todo marchaba casualmente bien hasta que, en una ocasión, Greter interpretó virtuosamente el violín para los inquilinos, llamando la atención de su hermano y en una escena de desacierto Gregorio se expuso a la vista de los arrendatarios, conmocionándoles y motivando a que salieran aterrados sin el mínimo deseo de volver al lugar.
Inmediatamente, la frustración y el enojo se apoderaron de Greter, expresando el hartazgo que tenía de las circunstancias y, del cuidado y atenciones que debía dar a su hermano “insecto”, motivando la catarsis completa de los integrantes de la familia Samsa, dejando ver claramente a Gregorio que, ya no era necesaria su presencia y, al no poder ayudar al sustento de su familia ni cumplir sus expectativas, ahora era un estorbo. Circunstancia que lo encaminó al abandono, hasta encontrar su muerte entre el agobio, incertidumbre y devastación personal.
La familia Samsa al descubrir el deceso de Gregorio, se sintió invadida por un sentimiento de alegría, pues la carga que representaba ese integrante de la familia, ya no significaba más preocupación, vergüenza y obligaciones. Ahora, había llegado el momento de seguir adelante y pensar que era tiempo oportuno para desposar a la joven Greter.
Kafka da entre los espacios de sus letras, la oportunidad de reflexionar sobre diversas interpretaciones, los conceptos existenciales de la cotidianeidad sin sentido del absurdo. Gregorio se encontraba en un ámbito laboral lejos de sentirse orgulloso con su rutina y quehacer dentro de la empresa y que, la transformación que sufre le lleva a cuestionarse lo insatisfecho que estaba, al tiempo que se percataba que nadie es indispensable e imprescindible, pues en los primeros instantes de ausencia sería reemplazado por alguien que cumpliera las tareas asignadas.
De igual forma, invita a la introspección personal, aquella que hace referencia a las cargas familiares que ubican una representación cotidiana o repetición de patrones en los integrantes de una familia, elementos que dejan entrever la manera de interacción entre sí, con vicios extremos de pasividad o de quehacer volátil que limitan el desarrollo personal con aspiraciones de mediana actitud entre los mismos. Complementando lo anterior, las cargas familiares constituyen una demoledora sensación de obligatoriedad por cumplir las expectativas y necesidades parentales, sin que necesariamente sean las mismas que las de los hijos, dejando a su paso ansiedad, frustración y depresión al momento de no cumplir las aspiraciones personales y en ocasiones, ni con las impuestas de forma inconsciente por parte de la familia.
Por lo tanto, encontrar la soberanía personal debería ser el objetivo, enfrentar sin ataduras o cargas el día, teniendo presente que la educación, el cuestionamiento, así como con la libertad de expresión y de acción, serán elementos que permitan encontrar un mejor nivel de conciencia, pudiendo encontrarse con dos caminos: descubrirse en el espejo con un brillo de la armonía y plenitud, es decir, el reflejo de quien se aspira a ser, desde los preceptos de la virtud. Mientras, por otro lado, la posibilidad de confrontarse con el reflejo de un rostro lleno de desencanto, por la repugnante e indeseada realidad de verse como un bicho kafkiano.