Por Carlos Muñoz Moreno

Que el aún Gobernador de Hidalgo es un ave de tempestades no es novedad y por tanto su quehacer como gobernador ha despertado simpatías y también rechazo. Así que ahora que está a unos días de concluir su sexenio, presenta su último informe de gobierno y sin duda esto será también el banderazo de salida de múltiples análisis sobre su gestión, mismas que serán polarizadas y polarizantes, criticando o alabando los realizado.

Algunas opiniones serán favorables, incluso zalameras y otras, duras, crudas y negativas, todo ello parte de esa personalidad que encanta a unos y desagrada a otros, pero que sin duda dejará huella en la entidad, ya que, tan sólo por un hecho histórico, externo pero duro para Hidalgo y el mundo, le tocó en suerte enfrentar la pandemia de Covid-19 y eso trastocó, como en todo el globo, los proyectos, la economía, los avances y el escenario social que enfrentaba.

Así que la diversidad de opiniones, las descalificaciones y las aprobaciones son algo natural en el sentido de que la libertad de expresión nos permite alcanzar los extremos sin caer en las provocaciones y la violencia; a fin de cuentas, nadie es objetivo al cien por ciento, todo objeto de análisis tiene su carga ideológica, emotiva, su propia subjetividad que nace de las filias y fobias de cada uno de los opinantes; pero lo que no podemos es dejar espacio para un periodismo militante a rajatabla o uno mercenario que devenga de intereses meramente económicos.

Este espacio, dentro de los límites de mi propia subjetividad, intenta evaluar algunos aspectos de un sexenio que da mucha tela de dónde cortar, con claroscuros constantes y un listado de obras realizadas –que dejaremos para los informes oficiales— propicios para mirar desde muchos ángulos los éxitos, fracasos, logros y pendientes de seis años de gobierno que no son suficientes para alcanzar todos los objetivos de un gobierno.

Y quiero comenzar con una faceta que me parece positiva y rescatable, reitero, por el valor que para mí tuvo, y se llama –o llamaba— la Ciudad del Conocimiento y la Cultura, tema que, como en otras ocasiones comenté, surgió de un análisis de hace muchos años que, Lamán Carranza y su servidor, realizamos en el entonces diputado local, Francisco Olvera, y que a la poste fue la base para ese espacio de educación, innovación e investigación.

Ese espacio estaba llamado a ser una de las grandes herencias del Gobernador Francisco Olvera, de pronto al iniciar la administración de Omar Fayad parecía ser uno de los primeros objetivos por desaparecer, junto con la Secretaría de Planeación, convertida en Unidad y puesta bajo la responsabilidad de Laman Carranza.

Sin embargo, con un sentido pragmático propio de Fayad Meneses, no desparecieron ni la Ciudad del Conocimiento ni la Unidad de Planeación, por el contrario, la inserción de Hidalgo en la sociedad del conocimiento, el fomento a la investigación y convertir al ahora Distrito de Educación, Salud, Ciencia, Tecnología e Innovación en un polo de investigaciones, concretando muchos de los objetivos de su antecesor, han mostrado mucho del mérito que ha tenido este gobierno, del a mano de la Unidad de Planeación y Prospectiva que ha impulsado políticas públicas en favor de un Hidalgo más involucrado en innovación, ciencia y proyectos de vanguardia como el Sincrotrón que buscan, denodadamente, no dejar morir.

Del mismo modo que pasó con muchos cambios en el Tuzobus –como siempre con asegunes y detractores— se rescató el sistema de transporte que le heredó, otra vez, Olvera Ruiz, con cambios que pasaron con cosas sencillas como acabar con el carril confinado en las zonas de alto flujo vehicular hasta aspectos de administración, finanzas y renovación del parque vehicular, cosa que ahora se remata con más rutas de transporte que satisfacen las nuevas demandas de una zona metropolitana que crece y crece.

Así que, como estos aspectos, en las subsecuentes semanas seguiré analizando muchos de estos temas, mientras el reloj corre y el último sexenio fenece y le abre la puerta al primer gobierno de un partido diferente, el inminente mandato de Julio Menchaca Salazar, lleno de esperanzas, promesas y expectativas para una sociedad que, mayoritariamente le abrió la puerta a la alternancia.

UN ABRAZO A LA CUATITUD.