La ciencia aspira a conocer la verdad, el arte la belleza,
la moral el bien, y la religión el absoluto
Emma Godoy
Luego de que hemos recorrido brevemente y en lo general la teoría del bien y el mal e iniciado con la teoría de los valores, es decir, la teoría axiológica, intentaremos seguir el análisis con base en la teoría del valor que pretende explicar José Ortega y Gasset en su texto: ¿Qué son los valores?
Según Frances Kamm, profesora de Harvard, la Ética “es el estudio de las teorías filosóficas sobre cómo debemos vivir y actuar. Se ocupa de los principios básicos para la organización de nuestras vidas”. Hemos visto entonces que la Ética aborda el problema del bien y el mal, lo mismo que el problema de los valores y principios morales. La Ética normativa es pues, según Kamm, “la búsqueda de principios y valores que son subyacentes a los juicios que hacemos sobre los actos, qué actos son buenos o malos y qué decisiones particulares debemos tomar en cierto contexto dado. No hay una sola norma o principio, aunque muchas personas así lo crean”.
Para Ortega y Gasset hay valores del bien, que son los positivos, y valores del mal, que son los negativos, siendo ésta la cualidad del valor, pues para él los valores tienen cualidad -positivos, negativos-, rango o jerarquía y materia. Los valores negativos son actualmente llamados también disvalores o antivalores. Para él existen el mundo del ser y el mundo del valer, que es el mundo del deber ser, y pone como ejemplo el valor de la justicia, que es un bien o valor jamás logrado -en su totalidad o perfección- pero siempre ambicionado por el ser humano. Por eso refiere que ”los grandes valores son los ideales, esto es, los que nunca se han alcanzado”.
Por ejemplo, dice, “nuestro Derecho en sentido estricto representa sólo una clase específica de valor: el valor de justicia”. Luego prosigue para intentar descubrir la naturaleza misma de los valores, que para él son objetos psicosociales irreales que son objetivos porque residen en las cosas reales del mundo humano: “Las cosas tienen o no tienen valor, (…) se presentan como cualidades de las cosas. (…) Para la Ética los medios y fines son buenos o malos, es decir, son valores positivos o negativos, (…)…nuestros fines son valores y los valores son nuestros fines”. Como decía Hartmann: “Los valores no se inventan ni se destruyen, únicamente se descubren o se olvidan”.
Los valores, como los números, son objetos, pero no son cosas, sino atributos de las cosas; no son realidades sino idealidades o, mejor dicho, virtualidades. “Son objetos irreales que residen en los objetos o cosas reales, como cualidades”, argumenta el filósofo español del siglo XX. “La belleza de una estatua, la justicia de un acto, la gracia de un perfil femenino son cosas que no cabe entender, sólo cabe sentirlas, y mejor, estimarlas o desestimarlas”.
Los valores, sean estos positivos o negativos, superiores o inferiores, morales, jurídicos, estéticos, espirituales o de cualquier índole o materia, son cualidades de las cosas o de los actos humanos, con pretensión de universalidad y permanencia, que nuestra razón intenta descubrir y atribuir a las cosas y a las conductas o acciones humanas, que aparecen en nosotros y en la sociedades humanas según el grado de interés o fuerza de motivación que nos provoquen en un momento dado.
Por tal motivo siempre serán importantes los medios y los fines que elegimos conscientemente y por medio de la razón para emprender nuestras acciones de vida en ejercicio pleno de nuestra libertad.
* Salvador Franco Cravioto es escritor, académico y servidor público hidalguense,
nacido en Pachuca, México, en 1981.