¡Los contagios no paran! ¡El gobierno no hace nada! ¡El Doctor Gatell miente todas las noches!

Los rebrotes del temible coronavirus invaden Europa. Muchos países que aseguraban tener controlados los contagios experimentan un resurgimiento exponencial entre su población, lo que ha provocado el endurecimiento de las medidas restrictivas, a fin de evitar la indeseada expansión del virus.

Se habla que la reapertura fue demasiado rápida y no se cuidaron los protocolos de distanciamiento social, así como las medidas de higiene mínimas. Indudablemente, a los países del Viejo Mundo les urge reactivar sus economías, al igual que al resto del mundo. Pero algo falló.

Hace unos días, México superó el millón de casos acumulados de personas contagiadas y algunos medios se engolosinan en sumar casos y, lo más triste – e inhumano, en mi opinión, defunciones. De acuerdo a las estadísticas, tan solo hay alrededor de 20,000 personas cursando con la infección, lo que representa la “epidemia activa”.
Son más las personas que se han recuperado que los fallecidos. Es como si contaran a las personas que les da gripe al año. La inmensa mayoría sufre unos cuantos días y, al final, se recupera.

Al parecer, a algunos diputados y senadores, sin dejar fuera, principalmente a los gobernadores de la “Alianza Federalista” (que de Federalista no tiene nada), les encanta repartir culpas. Que si el Presidente no usa cubrebocas, que si López-Gatell necesita la asesoría de los ilustres exsecretarios de Salud. Como autoridades sanitarias estatales deberían atender mejor a sus gobernados, ya que en varios de esos estados, los contagios aumentan peligrosamente.

Me gustaría llevarlo, apreciado lector, a una parte de la realidad que, aparente o deliberadamente omitimos: nuestro comportamiento personal ante la crisis sanitaria. Si usted o yo, salimos a la calle, por necesidad o por gusto, sin las medidas de cuidado necesarias, asistimos al centro comercial, vamos a una fiesta familiar “con puros miembros de la familia, que sí se cuidan”, nos exponemos consciente y voluntariamente y resultamos positivos a Covid-19, ¿el Presidente o el Dr. López-Gatell tienen la culpa? ¿A ellos se les olvidó acordarle sobre usar su cubrebocas correctamente, lavarse las manos o guardar la sana distancia?

Es nuestra responsabilidad personal. No se trata de defender a nadie. Se trata de cuidarnos, de cuidar a los nuestros Me entristece mucho cuando me entero que algún conocido se descuida, se contagia y después, le trasmite el contagio a sus padres o familiares. Son muchos los casos similares. Tal vez usted conoce uno, o varios. Y lo peor viene si pierden la vida. Y les encanta decir: “Es que el gobierno no nos cuida”.

Después de siete meses de lucha contra el virus, del fuerte confinamiento inicial, ya es muy complicado mantener a la gente encerrada. A la economía nacional le urge un repunte. Los índices de contagios ya van a la baja en la mayoría de los estados, pero no debemos bajar la guardia.

Evitemos y señalemos las simulaciones, como los tapetes sanitizantes “secos” a la entrada de muchos comercios. En muchos otros ya no se aplica gel antibacterial a la entrada. En las plazas y grandes tiendas ya se pueden ver familias enteras, incluso con menores de edad, de compras, sin disimular que entran todos juntos a las tiendas. En el interior de las tiendas, los niños tocan todo, por su curiosidad natural; nadie les dice nada. El cubrebocas debe cubrir completamente nariz y boca. Bueno, ¡hasta en el ISSSTE me ha tocado ver a guardias, trabajadores y doctores con cubrebocas mal puestos!

El fin de la pandemia está tan cerca o tan lejos como usted y yo queramos. No va a terminar por decreto. Finalizará cuando todos y cada uno de nosotros asumamos nuestra responsabilidad social al cien por ciento, sin simulaciones, sin repartir culpas.
Cuéntenme sus historias. Los leo con gusto.

Raúl García Gutiérrez

raugargut@gmail.com