El ex candidato al gobierno de Puebla por el PAN, Enrique Cárdenas Sánchez, ya sacó el cobre, abrió la caja de pandora, soltó a sus demonios y mostró que su ambición por el poder podría ser infinita.
Ayer arremetió contra los partidos que lo postularon como candidato -sin miramiento alguno- y aseguró que durante la campaña fue víctima del “fuego amigo”, del sistema político y partidista que tanto detesta pero que lo patrocinó, cobijó y ayudó en la campaña pasada.
Hágame, usted, el favor.
El ex candidato “antipartidista”, que de noche es parte del sistema pero de día es una blanca paloma y un héroe justiciero me parece que él si se dio un balazo en la pierna, como dijera el clásico.
Ya sólo le faltó culpar a Tlaloc por la lluvia, o al sol por las altas temperaturas.
Me parece un despropósito y una deslealtad la declaración del ex rector de la Udlap y ex director del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) en agravio de los partidos que lo apoyaron en los comicios pasados.
El evento se dio en una reunión que sostuvo con los integrantes de su organización llamada “Sumamos”.
La actitud del político que no quiere ser político, o que no es político pero que quiere llegar al poder a como dé lugar, es una verdadera ofensa para quienes votaron por él y son simpatizantes del PAN, del PRD y del Partido Movimiento Ciudadano.
Es el colmo del cinismo.
Ahora resulta que estos partidos sin Cárdenas no son absolutamente nada.
Simple y sencillamente Enrique no hubiese podido ser candidato, ni hubiese podido lograr la votación que obtuvo sin el apoyo de los organismos políticos que lo respaldaron.
Se me hace que el también ex aspirante a la candidatura de Morena está confundido.
Y es que tuvo que valerse, apoyarse y refugiarse de la estructura -poca o mucha- de estas tres fuerzas políticas para poder ser candidato porque de lo contrario no hubiera logrado una candidatura independiente
En la elección pasada nunca logró los requisitos para poder figurar como abanderado autónomo.
Hoy por hoy se queja de quienes le abrieron las puertas de su casa y eso aquí y en China se llama descaro, desvergüenza y otros tantos adjetivos más.
Enrique Cárdenas lo púnico que quería era vengarse del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y del hoy gobernador electo de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta, por no haberle cedido la candidatura de su partido.
Pero insisto, tuvo que echar mano del sistema partidista que tanto aborrece para que los poblanos pudieran conocerlo mejor.
Afortunadamente, ahora ya saben que como político es un verdaderamente un mal agradecido.
Sin el PAN, sin el PRD y sin Movimiento Ciudadano Enrique Cárdenas, insisto, no hubiese podido ser candidato.
Y si su intención es acabar con el tradicional esquema partidista, con la infinidad de vicios que existen en la política y entre los políticos pues entonces que verdaderamente impulse una organización independiente, que no se valga del erario para nada.
Porque es muy fácil utilizar algo y desecharlo cuando ya no te sirve.
Empero, es mucho más deshonesto que te ayuden, te valgas de alguien y después hables mal de quien te tendió la mano.
Eso sí que es vil y ruin.
Pobre Enrique Cárdenas, tan decente que parecía.
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De mal en peor con el Ayuntamiento de Puebla
Lo que nos faltaba a los ciudadanos.
Ahora además de tener que tolerar la maldita inseguridad, los baches, el ambulantaje, la falta de planes y proyectos para el desarrollo y crecimiento de la ciudad, también tendremos que pagar una denuncia interpuesta en contra de nuestra flamante edil capitalina Claudia Rivera Vivanco.
Así es.
Resulta que la empresa Citelum, la compañía que se encargaba del alumbrado público en la ciudad, demandó a la autoridad municipal por daño moral y ya la metió en un brete.
Un problema más sin resolver de parte del gobierno de Claudia Rivera.
¿Hasta cuándo terminaran todos sus inconvenientes?
¿Hasta cuándo dejará de meterse en más líos, porque parece más preocupada en convencer a su partido y al presidente del país de que todo está bien en la ciudad que en atender el grave problema de la inseguridad?
Eso les pasa en el Ayuntamiento por no actuar ni proceder con cautela, con inteligencia y con una estrategia de gobierno bien definida.
Es el caso de la inseguridad, por ejemplo.
A pesar de que ven la ciudad hecha trizas, que está controlada por la delincuencia, quieren seguir experimentando.
¿Hasta cuándo lo vamos a seguir tolerando los poblanos?
¿No les bastó con haber perdido la elección en Puebla para Morena?
¿Qué más prueba quieren para entender que están haciendo las cosa mal?
¿Cuántos relanzamientos de gobierno nos esperan?
¿Cuántos para tratar de convencernos que en Puebla capital, a pesar de que se cae a pedazos, todo está bien?
¿Cuánto nos falta ver y tolerar del gobierno municipal?
¡Pero que asquerosidad es esto, eh!, dijera el clásico.
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