El que no tranza, no avanza

Dicho que escucho desde niño y sigue vigente.

Si se ataranta uno le dan mal el cambio en la tienda o en el OXXO, menos litros de gasolina, kilos de 800 gramos de azúcar, ladrillos de menos…

Alrededor de la industria del gas existen una serie de factores; hay que revisarlos para evitar ser víctima de uno de los negocios donde más robo hormiga se produce y donde obtienen ganancias ilícitas, desde el chofer de la pipa, los chalanes, el dueño y la gasera.

El cliente

El primer factor –en un país donde no existe el respeto del comercio hacia el consumidor –es el cliente, quien debe conocer marca, capacidad y tipo de su tanque estacionario. Debe saber que el regulador no es eterno: hay que cambiarlo cada 3 años porque tiende a dañarse el mecanismo de resortes y entonces pasa más gas de lo debido: el cliente no notará en la estufa o en el calentador el incremento en la flama porque el gas se quema, pero tendrá un sobre consumo y puede culpar al proveedor de no cargar litros completos.

Debe saber que el gas sube de precio; si el año pasado llenaba el tanque con 1500 pesos, no espere que 8 meses después se llene con lo mismo; se recomienda cargar litros, no por pesos.

Si acostumbra poner la perilla del boiler en caliente, eso no significa que el agua saldrá más caliente que si lo pone a 3/4 o en tibio; lo único que pasará es que el boiler se prenderá 8 veces durante el día, cada vez que registre una temperatura del agua a 32 grados; si lo pone en 3/4 entonces se prenderá 6 veces y si lo pone en tibio lo hará 4 veces. Esto se reflejará en un mayor o menor consumo de gas.

El tanque

Considerando que los tanques no se fabrican con moldes, sino artesanalmente, no todos tienen la misma capacidad: aunque 100 tanques sean de 300 litros, algunos recibirán litros menos y otros unos más, así que a la hora de llenarlos debemos conocer su capacidad real.

El tanque tiene una válvula de descompresión; si su tanque ha sido llenado al 85 o 90 % –nunca más que eso porque corre el riesgo de botarse alguno de los componentes con la presión ejercida por el calor del sol –y abre usted la válvula de descompresión, debe salir un chorro líquido; si sale sólo gas, una de dos, o a la válvula se le ha caído la pipeta que tiene dentro –su tanque ya estaría viejo y hay que cambiarlo –, o le engañaron y no lo llenaron.

Usted puede comparar cuántos litros pidió contra cuántos le pusieron checando su medidor. Si su tanque es de 300 litros y pide que le carguen 50, la operación es la siguiente: 50/300 = 16.6. Si su tanque tenía 10, hay que sumarlos y el marcador debe quedar en 26.6.

El tanque cuenta con un flotador que no llega al fondo, porque podría atorarse, por ello se encuentra ligeramente por encima; si usted espera a que el gas se termine y le pone por decir, 5 litros, el flotador no subirá, porque está por encima de esos 5 litros y su medidor no lo registrará; es importante no esperar a que se vacíe, sino cargar cuando el medidor marca diez, como mínimo, así, la cantidad que le pongan, efectivamente se verá reflejada.

La pipa

Como mexicanos ingeniosos, los gaseros hallaron la manera de trucar el medidor del camión, la presión de la salida del gas, la carga y pueden demostrarle ante sus ojos que han puesto los litros que pidió, aunque sólo carguen la mitad.

Los gaseros le quitan el medidor a los tanques. ¿Con qué fin? Simplemente para que usted no sepa cuánto gas le pusieron; también para que al notar que no tiene, ellos puedan venderle uno usado –robado –en 300 pesos, siendo que nuevos cuestan 150; pueden cargarle medio tanque y demostrarle en el medidor que lo llenaron. ¿Cómo? Simplemente colocan un pequeño imán en forma de rondana debajo de la base del medidor y la aguja quedará fija marcando lleno.

Usted puede quedarse junto al medidor del camión y verificar que le pusieron 100 litros, pero –al igual que en las gasolineras –puede estar calibrado para dar, al menos 5 litros menos en cada carga. Es más, usted puede ver que el marcador gira y escuchar que la bomba está cargando y si ellos quieren, puede no estar pasando absolutamente nada.

Cuando el chalán avisa que cerrará el paso del gas, entre el movimiento de la palanca y el corte de la operación, pueden irse unos litros de más a la cuenta que no fueron cargados, pero que sí se contabilizaron en su recibo.

Medidores electrónicos

Finalmente, están los medidores electrónicos por bluetooth o WiFi, que a través de una aplicación le marcan en el celular cuánto gas tiene y cuánto tendrá luego que le carguen lo que ha pedido. Pero tampoco son infalibles y por el contrario, han probado ser un fiasco.

La solución

La única que se me ocurre después de ver lo amañado de este comercio, es contratar a un repartidor honesto a quien sí le importe nuestro país.

¿Difícil? No, sí los hay.

F/La Máquina de Escribir por Alejandro Elías

@ALEELIASG

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