Hay muchas rutas, países y paisajes que se disfrutan en viajes en tren. Es también una de las formas económicas que permitieron desarrollar el turismo en Europa después de la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, el viaje en tren más largo del mundo no se encuentra en Europa, está en Asía y lleva como nombre el “Ferrocarril Transiberiano” que une el Mar Báltico con el Océano Pacífico. Recorre el corazón de Rusia viajando por las tierras del Volga central, las montañas Urales y las de Siberia.

El viaje ofrece una gran oportunidad para disfrutar la inmensidad del paisaje ruso y así para comprender el fuerte carácter de los habitantes que pueden vivir y trabajar en los climas más duros sin queja alguna.

El origen del viaje es St. Petersburgo, la conocida como la ventana del oeste o la Venecia del norte ya que fue construida sobre 100 islas y conectada por 300 puentes.

Después de un viaje que es el más rápido de toda la ruta, se llega a Moscú, capital de Rusia para cambiar de tren y empezar la parte más importante del mismo. El recorrido desde ahí dura 8 días y 7 noches y tiene como punto final Vladivostok en el Océano Pacífico con la posibilidad de tomar un tren adicional hacia Ulan Bator, Mongolia y Beijing, China.

El tren cruza 8 husos horario, aunque todos los trenes tienen la hora de Moscú, lo cual puede ser confuso y hay que estar muy pendientes en las paradas ya que algunas solo duran minutos.

Hay trenes todo el año, el mejor clima es en verano que llegan a 35 grados centígrados, aunque también es posible viajar en invierno con temperaturas que llegan a los -40 grados centígrados.

El viaje es de 9,900 kilómetros sin salir de Rusia y para ponerlo en perspectiva, un viaje de Puebla a Buenos Aires requiere recorrer 7,296 kilómetros.

Viajemos juntos.

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