Ayer a través de Twitter me enteré del sadismo con que Diego Helguera arrastró a su novia cuatro calles y atropelló a una de sus amigas. Las imágenes son impactantes y ¡peor que de película de terror!

Es increíble el sadismo del que sigue siendo capaz el ser humano.

Me es imposible entender ¡qué puede pasar por la cabeza de alguien para llegar a hacer lo que este tipo hizo! Con todo y alcohol de por medio, que una persona llegue a cometer un acto tan vil me deja pasmada.

Literal arrastrar a otro ser humano y luego pasarle el coche varias veces por encima a otro ¡es una atrocidad!

Da miedo pensar en la triste realidad de que cualquier mujer puede caer en manos de gente tan desequilibrada de sus facultades mentales y emocionales.

De este caso nos enteramos porque quedó grabado en cámaras de seguridad, pero de ¿cuántos más no sabemos nada ni llegaremos a saber porque ocurren en comunidades alejadas donde lo que sucede queda prácticamente enterrado e impune porque la costumbre aún es ver, oír y callar?

Y lo que es peor, donde todavía se vive bajo la cultura de un machismo extremo donde las mujeres deben aguantar cualquier maltrato porque son prácticamente propiedad del marido y si son arrastradas por los cabellos o por un coche, la gente lo ve simplemente como un castigo merecido porque seguro se portó mal con su señor.

Claro que esta mentalidad se da también en las ciudades y municipios menos alejados; he oído conocidos justificar la violencia con la que ha sido tratada alguna mujer e incluso si ha sido asesinada, diciendo “pues es que quién sabe qué hizo que lo hizo enojar y por eso la mató”.

Podremos estar muy enojados, pero que un hombre llegue al extremo de asesinar a golpes, patadas, cuchilladas, balazos, pedradas o como en este caso, arrastrando y atropellando a una mujer (cabe aclarar que es intento de feminicidio porque las víctimas siguen con vida), no tiene justificación alguna.

Es totalmente cierto que el machismo mata.

Que muchos hombres sigan considerando que las féminas somos inferiores y por ende merecemos ser sobajadas y maltratadas por ellos, es la causa de que la violencia contra las mujeres no disminuya.

Sabemos que la cultura del machismo es transgeneracional y que no es fácil combatirla, por eso es de suma importancia que las funcionarias y funcionarios electos en los recientes comicios se pongan todas las pilas para cumplir con las promesas de campaña.

Se requiere que sus equipos de trabajo diseñen estrategias que tengan un impacto verdadero en la sociedad y planes de acción que aunque sea de a poco, vayan sembrando la semilla del cambio en la percepción de los hombres sobre el sexo femenino.

Tanto en las ciudades como en los municipios, será imperativo que se pongan en marcha programas adecuados a las condiciones sociales de cada lugar, porque su realidad es muy distinta.

Será urgente que las palabras vertidas en campaña se traduzcan en acciones puntuales enfocadas en cada sector de la sociedad, porque no va a funcionar igual una campaña lanzada a adolescentes y jóvenes que una a adultos de 55 o 60 años en adelante, quienes son más renuentes a desaprender lo aprendido sobre su concepto de las mujeres.

Así que no queda más que esperar a que entren en funciones las nuevas administraciones para ver si de verdad les importa combatir la violencia feminicida o si para variar dejarán en un cajón del olvido sus intenciones y promesas.

Mientras veremos cuál será el desenlace de este horrible suceso. Ojalá logren las autoridades capitalinas atrapar al sádico Helguera para hacer justicia a sus víctimas, quienes aún luchan entre la vida y la muerte.

Nos leemos el próximo lunes.

CONTACTO

@Ari_Sintesis127 en Twitter

rodaril127@gmail.com

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