Las dos reuniones del titular del ejecutivo federal y la jefa de gobierno capitalino con el empresario Carlos Slim marcaron un antes y un después sobre el accidente de la Línea 12 del Metro, ya que a partir de esos encuentros (22 y 29 de junio) las cosas no volvieron a ser igual.

De los acuerdos logrados el más importante es el que gira en torno al compromiso del empresario de reconstruir el tramo colapsado de la denominada “Línea dorada” sin costo alguno al erario, ya que da la impresión de que junto con este anuncio se desvanecen las acusaciones administrativas y penales en contra de los responsables de la construcción y mantenimiento de la zona siniestrada, por lo que su importancia pasa a un segundo plano.

Tan es así que las conclusiones de los peritajes por parte de la empresa noruega DNV se pospusieron de agosto a septiembre sin que nadie objetara tal decisión.

Otro elemento que atemperó los reclamos y de alguna manera dio pie a que el caso comenzara a perder importancia para la opinión pública fue el incremento en el monto económico por concepto de indemnización para cada una de las víctimas, el cual hoy asciende a 1.92 millones de pesos.

Para superar en forma definitiva esta coyuntura que puso en serios aprietos a la administración de Claudia Sheinbaum y la 4T en general, el gobierno de la República y en particular el presidente López Obrador, dio entrada al tema de la sucesión presidencial.

Todo inició con el evento mediante el cual Morena conmemoró el tercer aniversario de su triunfo en las urnas, cuyo verdadero objetivo era “placear” a la jefa de gobierno de la Ciudad de México ante los miles de militantes y gobernadores electos reunidos en el auditorio nacional, y si las condiciones se daban de una buena vez “destaparla” como candidata.

Lo demás fue consecuencia de lo primero, me refiero a la lista de 6 “presidenciales” a suceder a López Obrador en Palacio Nacional, proporcionada por él mismo y encabezando a los “destapados” la propia Claudia Sheinbaum y en segundo lugar a Marcelo Ebrard.

Sin embargo, en esa ocasión se le pasó un pequeño detalle, olvidó mencionar a Ricardo Monreal, quien ni tardo ni perezoso salió a declarar que tiene la intención de sucederlo en la presidencia de la República y que buscará ser candidato por Morena a como dé lugar.

Días más tarde y con la intención de no exponer más a su “delfina” (Claudia Sheinbaum) a los ataques que vendrán a partir de ahora, desde dentro y fuera de Morena, amplió la lista a legisladores e incluso gobernadores del partido en el poder.

Lo que más llamó la atención fue el uso frases coloquiales para intentar desmarcarse de la tradición priísta de destapar al “tapado”, por lo que sin querer llamó “corcholatas” a las candidatas y candidatos y él se autodenominó el “destapador”. Lo anterior al señalar que ya no hay “tapados” pero que él es el “destapador” y su “corcholata” favorita será la opción que elijan los mexicanos como el próximo presidente de la República.

Total que a partir de entonces las redes sociales y varios medios de comunicación llenaron sus espacios con memes y caricaturas alusivas a las “corcholatas”, “fichas” o “tapas” de los refrescos con envase de cristal.

De hecho esa era la intención, mandar una “pelota ensalivada” para que nadie identificara la trayectoria y así desviar la atención de lo importante para el país, como es el propio accidente de la Línea 12 de Metro, la tercera ola del Covid-19, el desabasto de medicamentos para niños con cáncer y los empleos perdidos durante la pandemia, pero sobre todo la violencia rampante en entidades como Michoacán, Tamaulipas, Jalisco, Zacatecas y por supuesto Puebla con su incremento del 22.5% en delitos totales durante el primer semestre de 2021 y sus 44 víctimas de homicidio doloso en tan solo 13 días de julio.

De no voltear a ver estos temas seguramente en cuestión de meses estaremos hablando un día sí y al otro también sobre cómo va la sucesión presidencial, si Claudia Sheinbaum va en caballo de hacienda, si Marcelo Ebrard se fue a reunir con sus aliados al estado de México para no hacer enojar a la jefa de gobierno de la CDMX, si ya se sumó Ricardo Monreal o si ya se descartó el diputado poblano Ignacio Mier Velasco.

Cuando eso suceda, metafóricamente estaremos viendo la escasa nieve que tienen los volcanes alrededor de su cráter sin darnos cuenta que el Río Atoyac se ha desbordado y nos estamos inundando, dicho en otras palabras, estaremos oyendo los violines del Titanic mientras nos hundimos en los problemas que verdaderamente aquejan a los mexicanos y a los poblanos en lo particular.

Por el bien de todos ni adiós a la Línea 12 del Metro y todos los problemas que enfrenta el país, ni bienvenida la sucesión presidencial, mejor ocupémonos de lo importante antes que lo urgente.

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