En Mayo del 2021, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), regreso facultades al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) para que éste, pueda vigilar y sancionar las obligaciones que en materia de defensa de las audiencias cada una de las estaciones de radio del país deben desarrollar ante la Ley que da sustento jurídico al órgano regulador, mismo que hasta la fecha no ha entregado lineamientos, ni establecidos tiempos para la entrega de los códigos de ética de las emisoras, algo que sin duda mantiene al oyente en un estado de vulnerabilidad sobre lo que le presentan al aire.

Una ocasión escuché a una reconocida conductora de noticias (en una frecuencia de cobertura nacional), rebatir el comentario de un hombre que, haciendo valer su derecho como usuario de la radio abierta, expresó una opinión contraria a la de la comunicadora y le señaló no estar de acuerdo con lo que decía frente al micrófono. Sin duda el radioescucha esperaba un debate de altura, donde se expresaran ideas y se abriera la posibilidad de conciliar acuerdos ideológicos para nutrir el principio de pluralidad que tanta falta hace en nuestro México.

La respuesta inmediata, directa, sin concesiones y mucho menos prudencia o respeto fue un: “pus si no le gusta lo que digo, cámbiele de estación y escuche otra cosa”. No evito decir que además la expresión de la experimentada mujer en materia de periodismo fue burlona, déspota y falta de tolerancia. Y no solo el radioescucha ofendido habrá dejado de escuchar el noticiario, sino también quien esto escribe lo hizo, porque yo tampoco estaba de acuerdo con lo que la colega decía y pues hice caso por última vez a su recomendación y hasta la dejé de seguir en redes sociales. Eso quería y se le cumplió.

“Ha de estar re preocupada”.

Quienes tomamos un micrófono debemos respeto total a quienes nos escuchan; no es válido aprovechar el privilegio constitucional de la libertad de expresión o el respaldo de nuestras empresas radiofónicas para ofender a nadie, decir lo que se nos venga en gana, acusar u opinar sin sustento alguno y mucho menos para hacer propuestas o “bromas” vulgares. Quien así lo hace, que asuma las consecuencias, no solo de la vergüenza pública cuando sean evidenciados o evidenciadas, sino de la acción legal que pudiera resultar por su falta de ética, descuido profesional, educación o moral distraída.

Urge entonces que el IFT, no solo exija lo antes posible a los concesionarios que presenten sus códigos de ética y manuales de actuación ante las posibles quejas de las audiencias, sino que también debe solicitar campañas de difusión de la misma Ley de Defensoría, a efecto que las y los radioescuchas sepan que cuentan con un derecho y una capacidad para solicitar que lo que escuchan, sea un contenido de calidad: veraz, si es informativo, de respeto a tradiciones y a la cultura nacional, así como de respeto a los valores nacionales. Que las y los profesionales de la radio concilien no solo intereses publicitarios, políticos o de poder social, sino que participen activamente en la construcción de una mejor sociedad. Sí se puede y hay países que aplican la regulación de contenidos al aire como Argentina, Colombia, Chile y España, entre otros.

Quién esto escribe, no quisiera pensar que el IFT se ha dejado intimidar por la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT), quienes poco tiempo después de la resolución de la SCJN, manifestaron su inconformidad, pues consideran que la medida les habrá de generar gastos adicionales para la realización de acciones técnicas, administrativas y el pago del defensor de audiencias. También argumentaron que con esta medida habría sobre regulación por parte del IFT y probablemente hasta acciones de censura, por lo que no dudemos que en poco tiempo la CIRT, promueva un amparo o bien pretenda revertir la acción derivada del igual recurso judicial, presentado por la Asociación Mexicana de Defensorías de las Audiencias (AMDA) en 2017.

Habrá mucho más que tratar sobre este asunto, pero por lo pronto hay que recordarles a los y las profesionales de la radio que lo más importante es quién nos escucha, a quien debemos total respeto y consideración, por quienes debemos prepararnos y por los que estamos contratados. No lo olviden nunca.

Nos escuchamos la próxima, en tanto tenga usted, ¡muy buen día!

Facebook: Omar Espinosa Herrera

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