Como era de esperarse, en términos cuantitativos la famosa Consulta popular resultó un verdadero fracaso ya que con base en datos preliminares del INE únicamente votó entre el 7.07% y 7.74% del padrón electoral, equivalente a 7 millones de personas. De ellos, entre el 89.3% y 96.2% votaron por el sí.

En razón de lo anterior, a partir de ahora sus promotores (Morena y su jefe máximo Andrés Manuel López Obrador), impulsarán una “Comisión de la verdad”, cuyo objetivo será el mismo: enjuiciar a los ex presidentes, pero desde una perspectiva más histórica que legal. La duda ahora es quién será el personaje o grupo de personas que determinarán qué es verdad y qué no, porque está visto que lo que para unos es verdad, para otros es mentira.

Lo único seguro es que, sin salirse del estilo de culpar a otros de los malos resultados de los proyectos que emprende el presidente de la República, dirigentes, legisladores, militantes y simpatizantes de Morena, así como el propio titular del ejecutivo federal, gobernadores y presidentes municipales emanados de dicho partido político acusarán INE de ser el responsable de no lograr su objetivo, en particular por no haber promovido lo suficiente la consulta y tampoco instalar “casillas” suficientes.

Tan seguros estaban de que no lo lograrían el 40% necesario para hacer vinculante el resultado de la consulta que los representantes de Morena ante el INE, se adelantaron a las acusaciones, destacando entre ellos Sergio Gutiérrez Luna, quien en la víspera acusó al consejero presidente Lorenzo Córdova y al consejero Ciro Murayama de hacer una “contracampaña” para señalar que ésta consulta no era para enjuiciar a los expresidentes, cuando que eso estaba inmerso en la pregunta.

A este reclamo se sumó la esposa de López Obrador, quien en tono sarcástico y argumentando que no hubo mesas receptoras para ciudadanos en tránsito, le reclamó al INE “gracias por no permitirme votar”.

Lo anterior evidencia que ante los sondeos realizados previamente desde Palacio Nacional, los cuales no auguraban el mejor de los resultados, tanto el titular del ejecutivo como la responsable de la “memoria histórica” del país, por no decir la “pareja presidencial”, optaron por salir de sus aposentos para culpar al INE de que no pudieron votar y de paso “lavarse la manos”.

En este contexto, quien debe estar feliz es el ex presidente Felipe Calderón ya que en esta ocasión su papel de villano o enemigo favorito de Morena y de López Obrador fue transferido al INE, aunque no puede cantar victoria porque en una de esas lo acusan de que cual mago de la lámpara, su figura emergió de las boletas y obstruyó la ranura  por donde se introdujeron los votos y por eso la consulta no alcanzó ni el 8%.

Sin embargo, esto no va a ser posible porque contrario a lo que Morena y sus dirigentes promocionaron en redes sociales y mantas en las calles y en sus propios domicilios, en la boleta entregada a los votantes no venía impresa la imagen del enemigo número 1 de López Obrador, sino sólo la pregunta aprobada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y al final un Sí y un No, lo cual incluso generó confusión entre los participantes que esperaban ver las fotografías de los ex presidentes y terminaron decepcionados.

Al final, lo que sí quedó evidenciado es que por enésima ocasión el presidente de la República violó uno de los tres principios rectores de la autodenominada 4T, el referente a “No mentir” porque un mes antes de la consulta dijo una cosa y en la víspera dijo otra. El 22 de junio del año en curso manifestó “yo no voy a participar en la consulta, ni voy a votar”, mientras que el pasado 30 de julio señaló “voy a buscar una casilla para votar en contra de que se lleve a juicio a los ex presidentes”. Al final, el hecho de que no haya encontrado una mesa receptora para emitir su voto por encontrarse fuera de su domicilio actual terminó haciéndolo enojar más de lo que ya estaba desde antes de la consulta.

Sus seguidores no podían quedarse atrás en cuanto a las verdades a medias o medias mentiras. Llama la atención la postura del actor que dio vida al personaje principal de la película satírica “La Ley de Herodes” (Juan Vargas) en cuyas redes sociales promovió con ahínco el hashtag #JuicioAExPresidentes, cuando que la pregunta plasmada en la boleta decía que era sobre actores políticos del pasado. Ojalá que el exitoso actor no haya hablado a nombre “Varguitas” porque si algo caracterizaba a dicho “gobernante” era la corrupción.

Igual que él, muchos legisladores, militantes y seguidores de Morena imprimieron lonas, carteles e incluso fotocopias con la cara de los expresidentes y las colocaron en las fachadas de sus domicilios y plazas públicas, más que para promover la consulta popular, para impulsar el juicio a los expresidentes.

Lo anterior confirma que la verdad y la mentira no significan lo mismo para las personas y que en materia política todo depende de los intereses que se tengan, es decir, si conviene es verdad, pero si no, es mentira. Lo mismo pasa con la violación a las leyes, para la actual administración no lo es si le conviene, pero si lo hicieron otros entonces habrá que perseguirlos aunque los delitos hayan prescrito.

Desde esta perspectiva, para algunos el fracaso de la consulta será un éxito, mientras que para otros será todo lo contrario. Si no lo creen esperen las reacciones que registrarán en el transcurso de las próximas horas.

Lo único relativamente cierto es que la consulta popular no alcanzó el porcentaje necesario para ser vinculante, aunque habrá que esperar a que el INE informe de los resultados finales, los cuales sin embargo no dejarán conformes a todos, pero así es la democracia, todos ganan porque participan, mas no porque un triunfo les beneficie.

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