Para la mayoría de los poblanos el nombre de Colucan no les dice nada, a los izucarenses tal vez les diga algo, pero a los habitantes de San Lucas Colucan, perteneciente al municipio de Izúcar de Matamoros, les dice todo porque es su pueblo, su terruño, ese que los vio nacer y resultó severamente afectado por el sismo de aquel 19 de septiembre de 2017, sin que la ayuda del gobierno llegara como lo hubieran querido.

En su momento el gobierno en turno, tanto federal como estatal, anunció una serie de apoyos esperando que los reflectores les dieran la mejor proyección y aparecieran en las primeras planas de los diarios locales y nacionales como los grandes benefactores, por lo que los recursos fueron canalizados a las cabeceras municipales de la zona afectada y las poblaciones más cercanas al epicentro del temblor.

A la distancia de 4 años nos damos cuenta que las cosas no fueron como los afectados y demás habitantes hubieran querido ya que aún están pendientes de comprobar algunos millones de pesos que en teoría debieron haber sido aplicados para reconstruir viviendas y alguna que otra iglesia afectada, pero que en la práctica no se tiene claridad sobre cuál fue su destino de manera puntual.

Un factor que seguramente fue determinante para que los recursos no fueran aplicados en tiempo y forma o que no se les haya dado el seguimiento necesario, fue el recurrente cambio de gobernadores en el estado de Puebla. En septiembre de 2017 gobernaba Antonio Gali Fayad,  el 14 de diciembre de 2018 entregó el poder a Martha Erika Alonso Hidalgo, tras su deceso el 24 de diciembre de ese mismo año quedó como encargado Jesús Rodríguez Almeida, un mes después (enero de 2018) tomó posesión como gobernador interino Jesús Pacheco Pulido y en agosto de 2019 asumió la gubernatura Miguel Barbosa Huerta.

Al margen de los cambios de titular del poder ejecutivo estatal, el pueblo de San Lucas Colucan pudo avanzar debido a que la reconstrucción, mejor dicho la construcción de las nuevas viviendas que reemplazaron a las que se vinieron abajo con el temblor no fue realizada por autoridad formal alguna.

La construcción de 40 casas que beneficiaron a 200 vecinos del lugar corrió a cargo de la Asociación Civil “De Mano a Mano” y consistió en donaciones en especie (cemento básicamente), recursos económicos (desde 50 pesos), eventos culturales (a beneficio) y de mano de obra por parte de voluntarios que durante los fines de semana viajaron desde la Ciudad de México hasta Colucan por sus propios medios y en ocasiones con transportes contratados por la Asociación.

Fue así que en un primer esfuerzo realizado en 2017 se construyeron las 40 casas con techo de lámina, sin embargo en un segundo momento y con el apoyo del Fideicomiso Fuerza México (integrado por empresarios mexicanos de diversos giros) en 2019 se les logró cambiar el techo de lámina por uno de concreto, que las hizo más resistentes a las inclemencias del tiempo.

Por si esto no fuera suficiente “Mano a Mano” y demás voluntarios les llevaron despensas, ropa, juguetes y una serie de dinámicas tendientes a reconstruir el tejido social, que también resultó afectado por el sismo y era necesario fortalecerlo con miras a eliminar temores, mejorar la convivencia y de paso prevenir algunos delitos.

A esto es lo que llamo la “lección de Colucan”, esa que fue posible llevar a cabo sin la participación del gobierno, que como hemos visto en los recientes años solo le gusta hacer caravana con sombrero ajeno en momentos de tanta necesidad, es decir la mayoría de las veces hace algo pero a cambio de votos y una vez pasadas las elecciones se olvida de los ciudadanos y solo se acuerda e ellos cuando vienen los aniversarios, como el día de ayer 19 de septiembre con todo y sus simulacros que de tanto hacerlos corren el riesgo de que pierdan interés.

Si los estimados lectores quieren saber más acerca de Colucan, pueden darse una vuelta por esta modesta población ubicaba al sur de la cabecera municipal de Izúcar de Matamoros, cercana al balneario de San Carlos, allí verán las sencillas pero funcionales casas construidas después del sismo de 2017, las cuales dan testimonio de que no es necesario destinar millones y millones del presupuesto federal, estatal o del “desaparecido” FONDEN si lo que se busca es ayudar a la gente sin pretensión alguna.

Son muchos los héroes anónimos que seguramente estarán orgullosos de haber hecho algo por el prójimo, por el más necesitado en esos momentos sin esperar absolutamente nada a cambio, esa es la “lección de Colucan”, sinónimo de solidaridad y ganas de hacer las cosas.

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