BIEN Y A LA PRIMERA

Omar Espinosa

“Instantánea”, así es la radio. Provoca sensaciones acústicas que pueden palparse en distintos puntos de nuestra razón, según sea el estado de ánimo por el que transcurra nuestra diaria cotidianidad. Y es que interpretar los mensajes que escuchamos a través de las ondas hertzianas, va en función incluso de experiencias, vivencias del pasado y entorno social, laboral, profesional en que nos encontremos.

Así que buscar música, noticias, deportes, cultura, entretenimiento general o hasta programas especializados en la que me atrevo llamar “radio en antena” (por considerar la radio en Internet y Podcast, que revolucionan los sentidos acústicos de las audiencias), no es más que la búsqueda de compañías sonoras, esto es, que la radio es una eficaz comparsa, cuando así decidimos convivir con la propia voluntad de abrir nuestra sensibilidad auditiva.

Los formatos en el centenario medio, mantienen vigencia entre los escuchas y estos deben ser entendidos como bien lo señala la clasificación de Mario Kaplún en su libro “Producción de programas de radio: el guión y la realización”, donde establece que son la charla, el noticiero, la nota o crónica; el comentario, el diálogo, la entrevista informativa, la entrevista indagatoria, el radio-periódico, la radio-revista, la mesa redonda, el radio reportaje y la dramatización, pues así, al dividirlos, las empresas radiofónicas pueden también conformar sus propios modelos operativos y hasta comerciales, facilitando claro, su integración en grupos sociales y políticos.

No obstante, aunque hay un gran número de clasificaciones y argumentos al respecto de los formatos radiofónicos, que pueden ayudar a entender conceptos genéricos, la lógica y el sentido común nos permiten entender que pueden darse otras fórmulas que funcionen sin ceñirse necesariamente a formatos cerrados, sin resultar por ello productos menos interesantes o de escaso interés para el receptor.

Una vez entendido y quizá hasta comprendido lo que en la radio es la división de formatos, habrá que conciliar con lo que igualmente llamamos “perfiles radiofónicos”, en  los que se involucran 2 de las características básicas del lenguaje sonoro: la música y la voz, pues la supervivencia de la frecuencia en el gusto, lealtad e interacción de los escuchas, habrá de depender de la pericia que se tenga al interior de los equipos de profesionales en las estaciones, para combinar de forma correcta y precisa los ingredientes acústicos con los intereses comerciales, políticos y financieros.

Sea comercial, comunitaria, social o universitaria, el ejercicio, labor y actividad radiofónica, deben ajustarse a quienes están detrás del aparato receptor, pero debe ser una constante de actuación por quienes desempeñan todos y cada uno de los cargos en las estaciones, es decir, que no solo se convierta en un apartado de la teoría y análisis de escritorio, sino en acción diaria y comprometida para conocer y actuar en función del formato radiofónico con el que se desarrollaran los productos radiofónicos y respetar en todo momento el perfil de la estación.

Recordar entonces que el formato es más de identidad con los radioescuchas por sus gustos y preferencias auditivas, de tal forma que el perfil nos sirve para trabajar al interior de la empresa, en producción, creando, generando contenidos de calidad con la voz, los sonidos y con miras a mantener viva la magia de la radio, esa que se ha negado a desaparecer.

La pasión por seguir haciendo radio, aún vive en las viejas generaciones de radialistas que igualmente seguimos activos e insistentes en propiciar y contrastar las nuevas técnicas tecnológicas, con las tradicionales y probadas formas de producción acústica.

Nos escuchamos la próxima, en tanto tenga usted, ¡muy buen día!

Facebook: Omar Espinosa Herrera

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