“Me veo en el espejo y mis ojos no me miran. Miran el tiempo…” Dice Cecilia de Lima al publicar en su página un autorretrato el 16 de febrero de este 2022.

La vida se escurre, como sus rizos que en escala de grises le caen sobre la parte izquierda del rostro en esa obra en la cual ella decidió mirarse.

Algunos artistas son como estrellas fugaces: resplandecen en todo su brillo posible y después la vida les cobra la magnitud de su éxito.

Cecilia de Lima, pintora peruana –embajadora del arte en muchos países–, cuya obra queda impresa, sobre todo en la feminidad, donde se gesta, donde se enaltece y se prodiga el ser mujer, en lo que quizá pueda definirse como su producción mayor: “Mujeres Prohibidas” (Forbidden Women), exposición que no tenía más de dos años de haber visto la luz, pero que encontró su nicho en aquello que pocos pueden ver en una sociedad alienada: el derecho de la mujer silenciada, maltratada, sojuzgada, oprimida, Pro-hi-bi-da.

Pero su trabajo artístico no sólo desembocó en exposiciones o venta de obra en galerías, sino que propugnaba por revalorar la condición de la mujer: “El proyecto, además, pretende crear una red de apoyo a mujeres a través de la exposición de historias, elaboración de talleres y participación de charlas que puedan ayudar socialmente a grupos vulnerables.”

“Como artista, siento que el cobre es un material muy noble para trabajar grabados, esculturas o para tejerlo. Una manta en hilo de cobre tiene una belleza única y si a eso le agregamos forma, podemos lograr transparencias hermosas.”

Óleos, aguatintas, aguafuerte, xilografías, escultura con hilo de cobre, crayones, acuarelas, telas… el bagaje que Cecilia experimentó es extenso, como su prolífica necesidad de expresar, compartir, decir, e incluso gritar aquello que le atañía y lo que pensaba que ayudaba a fortalecer los derechos de la mujer.

Cecilia fue una artista de esas que uno no quisiera que partieran, porque en el irse queda intrínseca la perdida de los valores humanos que sostienen las sociedades de hoy día.

La vida es como tiene que ser. Pero los dolores que anteceden a la muerte también los sufren en un difícil proceso los amigos.

Amiga de muchos artistas, en algún momento y en mitad de su sufrimiento, le comentó a uno de ellos: “No me quiero morir, ¿por qué a mí?” Pero las respuestas, como en el arte mismo, nadie las tiene. Y no debe ser fácil recibir esas preguntas y no tener una respuesta a la mano que consuele al moribundo; lo único que queda es prodigar un abrazo y un beso, tratando de inyectar a través de estas acciones un poco de vida, una dosis de ánima que resuelva el entuerto que la guadaña de cualquier forma está dispuesta a segar para ponerle fin.

“Mi experiencia mayor es aquella que me ha enseñado cómo puedes establecer nexos con las personas; por ejemplo, con las damas que trabajan en La Merced (las sexoservidoras), fui invitada a participar y me encontré con mujeres analfabetas que no sabían ni siquiera qué era un círculo; ofrecí una pieza que si se vendía, el dinero sería utilizado para impartir un taller con niñas de trata; así fue, la obra se vendió y trabajé con ellas el taller; las chicas fueron a la galería, las llevé a Bellas Artes. Fue sumamente aleccionador. Luego de este tipo de experiencias, siento que el ayudar a través del arte, me parece que es lo más bonito que hago. Me encanta.”, me comentó en octubre de 2020.

El legado de Cecilia de Lima: egresada con medalla de oro en grabado de la Escuela Nacional de Bellas Artes del Perú; Mención Honrosa en la I Bienal de Grabado Paco Urondo, en Buenos Aires, Argentina; representante peruana en la Bienal de Miniprints del Floream Museum en Rumania; en la V Feria Internacional de Gráfica Guadalupe Posada, México, y en la exposición Threads of Truth del Zhou B Art Center, en Chicago; participante en la XXXI Bienal Internacional de Sao Paulo, a través de los proyectos de galerías, con la Galería Martha Traba y realizadora en 2017 de una investigación gráfica en la Ciudad de México y una exposición en diversas galerías, con el respaldo de la Embajada del Perú en México; además de apoyar directamente en la organización de ayuda para los damnificados del sismo que sacudió el país ese año.

Que en Paz Descanse Cecilia de Lima.

F/La Máquina de Escribir por Alejandro Elías
@ALEELIASG

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