¿No hay suficientes debates públicos en nuestro país? ¿No nos basta con el enredo del Nuevo Aeropuerto Internacional de le Ciudad de México, la derogación de la Reforma Educativa, la construcción de una nueva refinería, la violencia desatada, la omnipresencia del crimen organizado? Como si algo nos faltara, ahora se abrió un nuevo debate que, a decir del ruido que ha levantado, debería ser tan importante como los anteriores. Y este es… las declaraciones soeces del inminente director del Fondo de Cultura Económica.

Pongámoslo en contexto: nadie ha mencionado que Paco Ignacio Taibo II no pueda ser director de la más importante editorial pública del país. Nadie ha dicho que sus méritos como escritor y como editor de importantes publicaciones sean cuestionadas. Tampoco se ha dicho que su condición de mexicano, que formalizó en 1984 con su nacionalización, esté en duda. Nacido en Gijón, llegó a México en 1959 a los diez años de edad, junto con su padre Paco Ignacio Taibo I, a quien los lectores de El Universal recuerdan por su columna caricaturesca El Gato Culto y por la sección cultural de ese rotativo. Padre e hijo se hicieron mexicanos de una forma profunda y de la mejor forma: aportando a la cultura mexicana, dando su esfuerzo y su talento a este país.

El trabajo de PIT II como escritor es copioso, tanto en el terreno de la ficción (donde tiene publicados más de 30 libros) como en el del rescate de aspectos torales de la historia de México y de Iberoamérica (donde acumula 35 volúmenes del mayor interés). Algunos de éstos han visto una versión videograbada conducida por el autor.

Obras de teatro y guiones cinematográficos también forman parte de su labor. Y habría que destacar su trabajo como impulsor del cómic adulto, del que “México, historia de un pueblo”, es una muestra extraordinaria. Señalamos también su trabajo al frente de dos grandes publicaciones de historieta, efímeras pero deslumbrantes: Bronca y Snif.

No se duda de sus merecimientos para dirigir al FCE. Pero un candado legal impide que un ciudadano naturalizado mexicano pueda ocupar la titularidad en entidades paraestatales, por lo cual la bancada morenista presentó una iniciativa de reforma a la Ley Federal de las Entidades Paraestatales, que eliminaría dicho impedimento. Esta reforma, con clara dedicatoria, no tardó en ser conocida como “Ley Taibo”.

El problema no fue ése, como se recordará. El asunto es que, ante la oposición de varios legisladores, el despatarrado escritor se atrevió a decir en plena Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que aún si el Congreso no aprobaba la reforma, él ocuparía la titularidad del FCE con un decreto presidencial “en lo que sale la Ley” y señaló: “sea como sea, se las metimos doblada, camarada”.

No es cierto, como señaló en esa ocasión el propio PIT II, que “conquistamos el derecho de llamar a las cosas por su nombre”.  Por más que en momentos de cambio ciertos puntos de referencia parecen moverse, hay cosas que son inamovibles: lo políticamente correcto es una de ellas. Como dice el dicho, no es lo mismo ser borracho que cantinero. Y lo que le era permitido al escritor PIT II no se le puede aceptar al director del Fondo de Cultura Económica.

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