El miércoles de la semana pasada, la organización Por Tlaxcala encabezada por el dinámico Carlos Alberto Martínez, llevó a cabo un conversatorio sumamente interesante en materia taurina, en donde se analizó la actualidad de la fiesta brava en el marco de una pandemia que ha provocado una pausa que parece interminable.

En la charla participaron los matadores Angelino de Arriaga, Sergio Flores, y José Mari Macías, así como el joven ganadero Polo Carvajal, el que estas líneas escribe y como moderadora, Maryluz Zarate que, con elocuentes preguntas, permitió que el cartel compartiera sus impresiones sobre la difícil situación que cada uno experimenta desde su trinchera ligada al mundillo taurino.

Evidente es que, para los matadores de toros, la suspensión de las corridas desde marzo anterior ha sido una cubetada de agua helada ya que eso hacen para sostenerse, también aportan a la economía de su estado y, a la vez, son generadores de empleos.

La ganadería tampoco la ha tenido fácil, para mala suerte, las reses bravas que ya se encontraban listas para lidiarse han tenido que ser vendidas a precio de carne y en algunas ocasiones sin haberles probado la bravura en el tentadero o en la plaza, algo verdaderamente lamentable.

Lo cierto es que, como comentamos durante la amena charla, es importante que la fiesta de toros pueda reactivarse de inmediato para que el engranaje económico que significa la tauromaquia en Tlaxcala, pueda moverse nuevamente como recién aceitado.

Iniciar con los festejos taurinos, aunque sea de a poco, representará arrojar un salvavidas a una economía que ya tiene el agua hasta el cuello y a la que le urge generar ingresos para sobrevivir.

Y a propósito del tema, nos enteramos que una de las organizaciones más influyentes en materia taurina en México, boicoteó el evento que se transmitió el sábado 8 de agosto en la ganadería De Haro, en un mano a mano entre Jerónimo y Arturo Macías.

Resulta que, al enterarse de que en Tlaxcala se llevaría a cabo esa presentación, intentaron por todos los medios evitar que se transmitiera, pues en esta nueva normalidad, pretenden copar, como lo han hecho con la fiesta brava en nuestro país, los eventos camperos de esta naturaleza.

Lo cierto es que Tlaxcala fue la punta de lanza en estas acciones y sabemos de buena fuente que habrá otro evento de este tipo del cual se darán detalles en cuestión de días.

Números

Y a propósito de la economía que representa la fiesta brava en Tlaxcala, ofrezco algunos datos que permiten dimensionar lo que ocurre actualmente. De marzo a agosto, en Tlaxcala se habrían cancelado ya 69 festejos taurinos, de los cuales, 40 eran eventos menores como becerradas; 8 novilladas; 14 corridas de toros; y 7 capeas o conocidos también como encierros callejeros, por ejemplo, la tradicional Huamantlada.

¿Cuánto se traduce en derrama económica? En términos de asistentes, gasto promedio y el ingreso por cada festejo, estamos hablando de una cifra global de hasta 197 millones de pesos en esos 69 festejos.

De estos 197 millones, más de 116 millones corresponden tan solo a los encierros callejeros, y 52 millones a las corridas de toros.

Con estos números ponemos en dimensión la trascendencia de la fiesta de toros en Tlaxcala, ya que no únicamente representa fortalezas en términos de cultura, historia, arte, y tradición, sino también en la industria turística del estado.

Es generadora de empleos, de ingresos en hoteles, restaurantes, bares. Es, en resumen, un cúmulo completo de economía que a Tlaxcala le sirve demasiado.

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