Por: El Psicólogo Carlos Muñoz

 

¿Por qué cuando nos enojamos no nos importa lo que hagamos o a quién lastimemos con tal de “calmar nuestro enojo”, aunque después tengamos que pedir disculpas porque tal vez si nos excedimos, o en el peor de los casos dejemos de hablarnos con personas que nos importan por el orgullo de una pelea en estado furioso?

 Así es apreciable lector, el problema no radica en que te enojes o no, sino en las cosas que dices o como te comportas cuando estás molesto, y lo peor de todo es que esa emoción al igual que todas las demás, SON PASAJERAS, pero lo que hayas hecho bajo los efectos de tu coraje muchas veces se quedan para siempre, y la cosa se agrava si nos desquitamos con las personas que nada tuvieron que ver, claro está el ejemplo de aquellos padres de familia que desquitan todo su coraje y frustración que enfrentan en su centro de trabajo, con sus parejas e hijos, pero todo esto será, para otra columna.

Tal vez esta columna no haya sido tu primera opción al momento de querer gestionar tu ira, y si estás leyendo esto es porque probablemente lo que hayas intentado anteriormente no ha funcionado del todo, ya que la mayoría de los artículos en internet están más enfocados en controlar o reprimir tu enojo, y te darán ejercicios de relajación y respiración para que puedas conectar con el universo y llevar una vida llena de PAZ, técnicamente no tiene nada de malo, pero al pintarlo tan bonito a mi me suena a que solo es basura para que les compres sus cursos.

Todo el tiempo existirán estímulos internos y externos que estarán poniendo a prueba constantemente nuestra capacidad para gestionar nuestro enojo, y la frecuencia, persistencia e intensidad las podemos relacionar con algunas variables de las que pocos psicólogos hablan, las cuales son: baja autoestima, baja tolerancia a la frustración y dificultad para establecer límites, deficientes hábitos de sueño, alimentación, ejercicio e hidratación, esto por mencionar algunas de las cuales nos podemos responsabilizar, o por lo menos eso sería lo ideal, pero también estamos expuestos a situaciones que salen de nuestro control como lo son: el tráfico, la carga de trabajo, nuestras relaciones amorosas, de trabajo y sociales, que todas estas mezcladas entre sí, nos preparan un rico cóctel de sensaciones que en dado caso de no gestionarse de manera adecuada nos pueda pasar una factura muy cara.

En ocasiones vemos a personas que explotan de enojo por cuestiones triviales que a simple vista no suponen una reacción tan desproporcionada, como pudiera ser que se haya ido el internet, que no te cedan el paso en un crucero, que sientas que alguien te ha visto de manera retadora, o porque tu pareja tardó en contestar porque, también tiene una vida, sin embargo, de lo que no somos conscientes es de que ese hecho como tal no fue lo que desencadenó dicha respuesta inusual, sino que fue el cúmulo de pequeñas cosas las que están buscando cómo salir.

Como lo puedes ver, esta columna no va de cómo no enojarse, o como enojarse menos, con esto lo que busco es que encuentres la manera, TU MANERA de poder ir expresando de manera saludable tu enojo y en el momento en que lo vayas sintiendo, y no que sea el caso que por querer evitar problemas lo tengas que ir acumulando hasta el punto en el que ya no puedas más, quiero evitar que te desquites y lastimes a los que más quieres, que renuncies a tu trabajo y pierdas tu sustento solo por la manera en la que sientes que te habló tu jefe, o que termines apedreando el auto de otro conductor que para tu mala suerte anda igual de enojado que tu y reventaron juntos, y con esto te avientes una deuda que por sí sola ya pesa más que tu enojo.

Hace algunas líneas hablaba de algunas variables que técnicamente se tendrían que encontrar bajo nuestro control o de las cuales por lo menos se esperaría que nos pudiéramos hacer responsables, en el caso de la baja autoestima podemos encontrar que al sentirnos tan indefensos, pudiéramos intentar sustituir la vulnerabilidad por la agresividad, la baja tolerancia a la frustración desgraciadamente es aprendida y reforzada en casa, y es un tema que cada vez es más frecuente entre los jóvenes que están próximos a ser adultos, los cuales lamentablemente son preservados por nosotros (los padres), la incapacidad para establecer límites radica en que si no sabemos expresar de manera asertiva cuando algo nos disgusta, estará muy complicado que los demás puedan cambiar su actitud hacia nosotros; esta vida no todo es blanco o negro, existen un sinfín de matices a la situación que se te ocurra, la cultura y la sociedad actual también juegan un papel muy importante, tanto que podemos ver a niños destrozando cosas y haceiendo berrinches descomunales, únicamente porque a su cuidador se le ocurrió castigarle sus dispositivos digitales, no olvidemos que al ser cómplices de esta situación, también somos parte del problema.

Pero, ¿CÓMO DEMONIOS LE HAGO PARA GESTIONAR MI ENOJO? (espero no lo hayas leído en tono enojado ja, ja, ja, ja) primero debes saber que enojarse es completamente normal, así que empecemos rompiendo esta idea de que quien no se enoja es porque encontró el caminoa la felicidad y la plenitud, lo interesante viene cuando ya nos enojamos por todo, todo el tiempo y de manera desproporcionada, aquí es donde tenemos que empezar a tomar cartas en el asunto (se supone) antes de que podamos enfrentar consecuencias graves.

Mi primera recomendación y algo que vengo repitiendo y repetiré en todas las columnas que escriba es: “Si sientes que las cosas están saliendo de tu control, busca ayuda profesional con un psicoterapeuta” no coaching, no con el curandero, no con el tarot, no con los cuarzos, no con un té de tila, nada de eso como método principal, si es mucha tu devoción por todo ello lo podrías ocupar como auxiliar, sin embargo, la recomendación es esa, en dado caso que sientas que aún te puedes autogestionar, puedes probar lo siguiente:

Intenta realizando ejercicios de auto observación y autoconocimiento, en donde lo principal consiste en darte cuenta bajo qué situaciones te sientes irritable, qué tiempo dura esta sensación, y como es que demuestras tu enojo; esto es un tanto subjetivo, ya que de no realizarlos con autocrítica probablemente solo te estés engañando, también procura cuidar tu alimentación, actividad física, ingesta de agua y que tus niveles de sueño sean los óptimos, para evitar que dicha irritabilidad sea o aumente por causas biológicas, también procura identificar las famosas válvulas de escape y utilizalas regularmente para mantenerte en un estado relajado, recuerda que no existen los termómetros universales, así que solo tú sabes cuando te encuentras bien y cuando ya no.

Espero estas líneas te hayan servido de guía y te apoyen a dar un paso hacia adelante sobre el cuidado de tu salud mental, en dado caso que ya lo hayas hecho y leas esto más por estar actualizado, estaría padre que lo pudieras compartir con alguien que creas que le puede servir, no olvides que semana a semana se hace una encuesta para elegir el siguiente tema, puedes participar en facebook e instagram, me encuentras como: @psicólogocarlosmuñoz nos saludamos la siguiente semana y recuerda, puedo estar equivocado.

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here