Es innegable que después de cada proceso electoral aquellos personajes humildes, tranquilos, carismáticos y dispuestos en escuchar, atender, totalmente  abiertos y hasta amables, una vez logrado su objetivo se convierten en todo lo contrario.

Ya que pierden la humildad, son soberbios, prepotentes y después de rodearse todavía de familiares, amigos y compadres, creen que son dueños de todo y que lo que hagan o digan está bien, además de que llegan a tener y terminar con gestiones que dejan mucho que desear en cuanto a resultados y aún se llevan lo que pueden.

Lo malo es que esta situación se ha repetido a lo largo de la historia en el país, el estado, el municipio y hasta el barrio de todo el mundo, pero con acciones que destacan en todo el planeta en casos como México, donde parece que también en corrupción en impunidad se pretende mantener el nada honroso primer lugar por la manera en que se han desarrollado algunos acontecimientos.

Pero hay un sector de personajes que además de perfectos desconocidos son favorecidos con cargos; tampoco nadie ha podido explicar ni hacer nada para que dentro de la preparación de los aspirantes a los cargos de elección popular, a sus allegados, familiares, amigos y compadres, se les den unas clases de ética, civismo y  todo lo que los llevaría sino a una buena actuación, por lo menos a que realmente trabajaran.

Porque parece que las medidas contra la corrupción no van a ser suficientes si en todo momento y al final se les deja hacer y decir lo que quieren, además de que desde su inicio de mandato demuestran que no tienen la capacidad, además de que se empoderan.

En los tiempos actuales en que se ha tenido como estilo el hacer una evaluación por ejemplo a los maestros y toda persona que pretende un cargo y que se le exigen no solamente conocimientos sino también que su desempeño sea el ideal, lo mismo se debe hacer con quienes aspiran a ser parte de un gobierno sin importar el nivel ya que en sus manos se encuentra el destino de cientos, miles y hasta millones de personas a las que hasta el momento han dejado en peores condiciones.

Pero tampoco estaría nada mal, que al final de cada administración se  hiciera un balance y de acuerdo a los resultados, a los personajes que salgan que se les reconozca o bien sancione y de acuerdo a esto último hasta con la privación de su libertad por el daño que hayan causado, y que el castigo sea sometido a la voluntad de quienes le dieron su confianza con el voto, y que sean los mismos quienes se encarguen de reconocerlo o sancionarlo conforme este personaje hubiera actuado en su momento al castigar un delito.