Arturo Gil Borja

Los mejores gobiernos son los que comunican de manera directa y real lo que sucede en su país. En esto, los gobiernos del español Pedro Sánchez y del canadiense Justin Trudeau, han puesto el mejor ejemplo.

Los gobiernos que utilizan la demagogia como estilo de comunicación, hacen cifras alegres, y peor aún pareciera que América Latina lleva la delantera en este aspecto, pues los gobernantes de Argentina, Perú y Venezuela, manifiestan que tendrán un “gran crecimiento en sus economías”.

El caso de México, no dista del resto de los gobiernos del mundo, pues la pandemia iniciada en la mayoría de los países en el 2020, causó los graves estragos de los que muchos analistas han hablado.

No obstante, resulta imperante analizar, más allá de los efectos de la pandemia, que sucedía con América Latina desde un año antes, es decir, desde el 2019.

Países como Argentina, Bolivia, Colombia, Perú y Venezuela, sufrían, en algunos casos de devaluaciones terribles y en otros, problemas sistémicos en su democracia, política y economía, el resultado fue que ya trajeran un lastre en el ingreso per cápita de sus pobladores.

México que, en teoría, copia y sufre del crecimiento o crisis de nuestro vecino del norte, Estados Unidos de América, en el 2019 tuvo un crecimiento CERO, mientras los americanos y canadienses, veían una economía en prosperidad, pero más allá del nulo crecimiento, la inflación fue superior a los tres puntos porcentuales, sumados a las caídas de sectores básicos para nuestra economía, como la industria de la construcción que decreció más del 13%.

En otras palabras, aun y cuando se nos dijo que la recesión llegó con un crecimiento cero de la economía, la realidad es que se tuvieron pérdidas que no se veían desde 23 años anteriores.

Todos pensamos que el 2019 había sido la curva de aprendizaje para la “nueva economía mexicana”, sin embargo, la llegada de la pandemia, vino a generar una crisis con una caída (según cifras oficiales), del 8.5% de la economía nacional.

La promesa del gobierno federal, fue que, durante los primeros 2 años creceríamos 4% y así sucesivamente, hasta cerrar el sexenio con un crecimiento anual sostenido del 6%.

Con relación al 2018, que fue el último año de crecimiento real de la economía mexicana, y acumulados los dos años, deberíamos tener 8% de desarrollo y la consecuente generación de empleos y riqueza, contrario a ello, tenemos un menos 8.5%, equivalente a perder 16.5% de crecimiento y los beneficios que esto conlleva.

Este año, recuperaremos, alrededor del 3.6% y para el 2022, el 2.4%, según cifras de analistas económicos del Fondo Monetario Internacional y del Grupo Financiero BBVA, dejando hasta el 2024, el recuperar, se insiste, no crecer, y quedar como estábamos a inicios del 2019.

Con esto, y tomando en cuenta los dos primeros años del actual gobierno federal, en el que se perdieron más de 2 millones de empleos y se dejaron de generar otros 4 millones, será hasta el 2024, cuando recuperemos los empleos perdidos y dejados de generar, en tan solo 2019 y 2020.

Será fundamental, establecer verdaderas estrategias en apoyo de las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas, así como fortalecer e invertir en mejorar los sistemas de salud, educación e infraestructura.

Con un plan real, ejecutivo y dejando a un lado populismos y esquemas asistencialistas, México tiene las posibilidades de retomar un rumbo que beneficie a todos y no a grupos políticos; de otra manera, y de seguir con equívocos administrativos y económicos, ni siquiera el 2024 será un año en el que recuperemos lo perdido, sino que probablemente, términos en un esquema cercano a las graves crisis de los países latinoamericanos citados.

Por hoy me despido, esperando tus comentarios.

Hasta la próxima.
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