Mujeres no casadas en su segunda década de vida, de color o blancas y protestantes o católicas, serán las que en su mayoría sufrirán la decisión de la Suprema Corte de Justicia estadunidense de eliminar el paraguas judicial que protegía su derecho a abortar.
Estados Unidos libra una lucha entre diversas visiones de cómo convivir. La limitación al acceso y uso de armas y al derecho a abortar como una modalidad del derecho a la privacidad de las mujeres han sido los más recientes combates, con expectativas de que el tercero afecte a personas con diferente orientación sexual.
Son modalidades para convivir que se ha dado la sociedad estadunidense desde el anterior y el presente siglos, salvo la portación de armas la cual viene desde la formación de Estados Unidos, y que hoy choca con masacres de frecuencia insólita. Se trata específicamente de que un tirador o uno o dos más, asesinen a varias personas muchas veces sin motivación clara, por más grotesca que esa “razón” sea. La decisión, este junio, de la Suprema Corte de anular una ley de Nueva York que limitaba tal posesión, dejó la situación como estaba y la posterior ley restrictiva que aprobó el Legislativo en lo sustancial no cambia algo.
Luego viene la virtual prohibición del aborto al quitar la cobertura legal que tenía desde 1973, que dará a las entidades que forman Estados Unidos la decisión final, con la expectativa de que al menos 26 de ellas puedan aplicar sus leyes restrictivas y prohibirlo.
El aborto es uno de los temas más polémicos en cualquier sociedad. Leyes prohibiéndolo no impiden su realización individual, de la misma manera que normas que lo permiten tampoco obstaculizan que muchas mujeres sean impedidas de hacerlo.
Las creencias religiosas y políticas, las características sociales en que se da la interrupción de la gestación, y sus repercusiones políticas, conforman mundos que pocas veces coinciden, y cuando lo hacen, su convivencia no es duradera.
En la esfera religiosa nadie debe obligar a alguien a que deje de seguir su religión y preceptos, pero también es una imposición que se obligue a alguien a tener una determinada conducta ordenada por la religión. Se trata de un asunto de conciencia donde cada persona debe tomar sus decisiones.
La decisión de la Suprema Corte de Justicia estadunidense de 1973 carecía de una visión religiosa. En el famoso caso Roe vs Wade –donde Jane Roe es un nombre ficticio creado para protección del demandante y Wade refiere al entonces fiscal del condado texano de Dallas, Henry Wade- se decidió que la ley de Texas que permitía el aborto solo por una decisión médica para salvar la vida de la madre, violaba el derecho a la privacidad de la gestante y su derecho de interrumpir la gestación o no. https://cutt.ly/jKJa1G2
Se trataba de una decisión que iba al corazón de la demanda de movimientos feministas actuales, de que las mujeres tomen sus propias decisiones sin tutelas de ningún orden, lo que contribuyó a la equidad de la mujer respecto al hombre, que había iniciado antes con el derecho al voto, y ha seguido con el acceso a todo tipo de empleos y salarios iguales a los que recibe un hombre.
La perspectiva social ilumina la realidad del aborto en Estados Unidos: los datos de 2019 y 2020 hablan de su aumento, revirtiendo la tendencia que inició en los años 90 del siglo pasado. Empero las cifras podrían ser mayores, pues solo incluyen interrupciones en clínicas y consultorios –56 por ciento del total- o mediante píldoras -44 por ciento- para ese fin.
Las cifras señalan que 57 por ciento de las interrupciones se dieron en mujeres en su segunda década de vida y 31 por ciento en sus treinta. Adolescentes de 13 a 19 representan el nueve por ciento, y en la cuarta década de vida menos de cuatro por ciento.
Por grupos raciales 38 por ciento correspondieron a mujeres de color no hispanas y 33 por ciento a blancas no hispanas, mientras las hispanas fueron 21 por ciento y siete por ciento de otros grupos. cutt.ly/CKJflS3
Las estadísticas estadunidenses son amplias, aunque incompletas pues no todos los estados las proporcionan. Por las correspondientes a aquellos que sí las levantan y difunden, se sabe que 86 por ciento de todas las interrupciones son de mujeres no casadas, 30 por ciento de quienes recurrieron a esta práctica se declararon protestantes y 24 por ciento católicas, es decir, 54 por ciento del total. https://cutt.ly/6KJgHrO
La faceta política está en pleno desarrollo. La decisión del tribunal supremo estadunidense coincidió con las audiencias legislativas por los hechos de enero de 2021, donde cada vez queda más claro que el entonces presidente Donald Trump trató de violentar el voto ciudadano y se encaminaba a un golpe de Estado.
Para algunos la decisión sobre la interrupción del embarazo podría incidir en las elecciones legislativas del próximo noviembre y crear la diferencia que necesitan los demócratas para conservar su exigua mayoría y quizá ampliarla.
Mientras la amenaza es clara sobre otros derechos, como el uso de anticonceptivos, el matrimonio entre personas de razas diferentes, o el matrimonio entre personas del mismo género, el primero establecido en 1965, en una ola de regresión política, social, e ideológica que no solo afecta a Estados Unidos, y que lo acercaría al fundamentalismo talibán.
De salida: otro tráiler se convirtió en la cámara de la muerte de inmigrantes mexicanos y centroamericanos. Las condenas y lamentaciones son las mismas de hechos similares previos y volverán a usarse en el próximo tráiler.
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