La designación de José Felix Cerezo Vélez como nuevo presidente de la Comisión de Derechos Humanos para el Estado de Puebla fue un acierto en medio de una tonelada de desaciertos.
Desde el inicio del proceso de selección era, junto a Monica Silva, el perfil más competitivo; a nadie le cabe duda.
Dice el dicho y dice bien: ¿para que tanto brinco estando el suelo tan parejo?, que en esta ocasión se traduciría en ¿para que tantos errores en medio del proceso, cuando todo pudo ser tan terso y sin necesidad de tremendo desaseo?
Al inicio se inscribieron 26 aspirantes, de estos 15 fueron hombres y 9 mujeres.
Hubo de todo, desde aquellos personajes emanados de la nada, que solo buscaron 3.64849 minutos de fama y aquellos que tenían la capacidad probada para ocupar el cargo.
De estos últimos pueden destacar no más de 5, incluido hasta Germán Monina que lucró con la tragedia de Chalchihuapan al llevar a su registro a Elia Tamayo, la madre Jose Luis Tehuatlie, quien murió por la extinta -y luego resucitada en menos de tres dias- Ley Bala.
Al final, cambiando las reglas del juego en medio del proceso, los integrantes de la comisión de Derechos Humanos en el legislativo, decidieron que una terna no era suficiente y propusieron a seis finalistas.
Y a pesar de enarbolar la inclusión y la igualdad, no fueron tres hombres y tres mujeres, sino cinco hombres y tan solo una mujer, aunque desde inicio ya habían tomando una decisión.
Al final decidieron por José Félix Cerezo, un hombre formado en la Comisión Nacional de Derechos Humanos aunque en las tarjetas de evaluación, algunas legisladoras aseguraron que no contaba con experiencia en el ramo… hágame usted favor.
El problema no es su llegada, sino cómo llegó.
Fue producto de la improvisación, simulación y… por qué no… el mayoriteo.
Y como cereza en el pastel, resulta que a alguien, seguro un operado de experiencia (sarcasmo) se le ocurrió ordenarle al nuevo ombusperson electo, hacerse el «aparecido” en el pleno para rendir protesta, cuando este acto estaba fuera de lo que la ley indicaba debido que la toma o rendición de protesta estaba estipulado desde la convocatoria para el 7 de noviembre.
¿Quién los asesora?
Ayer el nuevo dirigente municipal del PAN hizo sus primeros nombramientos que no son menores.
Augusta Díaz de Rivera fue designada Secretaria de Viculación del Comité Directivo Municipal del albiazul al tiempo que Enrique Guevara es ya el nuevo coordinador de regidores del PAN en el Cabildo de Puebla.
En perspectiva, se trata de dos liderazgos importantes: la primera enclavada en el Yunque y el segundo el crítico más objetivo de la oposición en el cuerpo edilicio, ante los constantes tropiezos de Claudia Rivera. Por lo menos es el que mayor credibilidad poseé.
Lo cierto es que Jesús Saldívar gana poco a poco terreno con liderazgos importantes que van cerrando filas en torno a su mandato al frente del panismo capitalino.
Al tiempo, Eduardo Alcantara grita en la soledad, ignorado por todos los grupos serios del panismo, a sabiendas que toda la lucha será en vano y que al interior del Comité Ejecutivo Nacional del PAN que dirige Mario Cortés ya se le considera entre el grupo de los traidores que solo buscan generar desestabilidad.
Solo le es leal Pedro Gutiérrez porque ya no tiene nada que perder; a pesar que ha intentado introducirse en otros grupos políticos, todos le han cerrado la puerta en las narices.
Ahora falta que la dirigente estatal Genoveva Huerta decida a qué grupo quiere pertenecer: al que vislumbra un futuro prometedor para rescatar al papismo capitalino, que no es poco… o si sigue apoyando al que ha tachado como el pobre perdedor.