La semana pasada platicaba en este mismo espacio sobre Viena y sus atractivos que la hacen una ciudad para visitar y vivir como ninguna otra. Considerada una de los lugares de mayor calidad de vida y que cumplen con el precepto de que las ciudades más visitadas son aquellas que se anhela no solo vivir un rato como turistas sino también observar tiempos, movimientos y formas cotidianas para que por lo menos una vez se sienta uno como un local y en este caso como un Vienés.

De las dos cosas que los mexicanos buscamos en Viena adicional a sus tesoros y patrimonio edificado, uno de ellos se encuentra en el Museo de Etnología de Viena, el que se dice fue el “Penacho de Moctezuma” que después de pasar por varios manos, termino en este recinto Vienés como una de las piezas de la colección más importantes.

El Penacho es un tocado de plumas de quetzal engarzadas en oro y que no da la certeza de que fuera para la cabeza y que durante el siglo XX generó distintas manifestaciones de ciudadanos para recuperarlo.

Mientras tanto, es parte de la colección y su exposición genera el interés de los visitantes europeos en visitar México y saber más de la historia y cultura.

Otro motivo para saber más de las referencias mexicanas en Viena es el lugar en donde reposan los restos de Maximiliano de Habsurgo, “Emperador de México en los años sesenta del siglo XIX y que se encuentran en la cripta imperial de Viena o en la “Cripta de los Capuchinos” lugar de sepultura para los Habsburgo austriacos, que son los descendientes de los monarcas del sacro imperio romano germánico.

Este lugar que se puede visitar, se encuentra bajo la Iglesia de los Capuchinos, en donde se encontrará el sarcófago de Maximiliano adornado con símbolos del imperio mexicano, generando entre los visitantes una extraña sensación de confundir el lugar y creer que nunca se viajó a Europa.

Viena es también una ciudad en donde la gastronomía y en especial la repostería hacen la vida más alegre, una tarde para recordar es pasar momentos de ver pasar el tiempo desde una mesa de un café disfrutando la “Sachertorte” o “tarta Sacher” que es un pastel típico de Austria.

Viajemos juntos.

 

 

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